Estados Unidos está listo para conmemorar la muerte no solo de las casi 3.000 personas que fueron asesinadas trágicamente hace 18 años, sino también de los cientos más que perecieron como consecuencia directa de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Como lo ha hecho cada año desde los ataques, EEUU realizará ceremonias conmemorativas este miércoles, en la ciudad de Nueva York, Pensilvania y a las afueras de la capital de la nación, en el Pentágono al norte de Virginia.
El líder asesinado de Al Qaeda, Osama Bin Laden, se atribuyó la responsabilidad de los ataques contra las Torres Gemelas de Nueva York del 11 de septiembre de 2001, así como el ataque de ese día contra el Pentágono.
Los ataques se llevaron a cabo utilizando tres aviones de pasajeros secuestrados por agentes de Al Qaeda. Un cuarto avión, con la Casa Blanca o el Capitolio como objetivo, se estrelló en un campo en Pensilvania después de que los pasajeros intentaran arrebatarlo a los secuestradores.
Ese día, hace 18 años, cerca de 3.000 personas murieron, incluidos ciudadanos de 77 países. En las casi dos décadas que pasaron desde el incidente, cientos de socorristas han muerto debido a las enfermedades que desarrollaron al tratar de salvar vidas en las ruinas llenas de humo y polvo producto de los ataques, particularmente en la ciudad de Nueva York, donde gruesas columnas de ceniza oscura llenaron el aire.
Debido al material particulado de los escombros, innumerables víctimas más se enfermaron, algunas fatalmente.
Las conmemoraciones de este año se producen a la sombra de las conversaciones de paz con los talibanes que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró están "muertas" luego de que el grupo se adjudicara la responsabilidad de un ataque en Kabul, Afganistán, que mató a una docena de personas, incluido un miembro del servicio estadounidense.
Las negociaciones estuvieron cerca de llegar a un acuerdo que habría logrado que las tropas estadounidenses comenzaran a retirarse del país donde habían estado desde 2001, poco después de los ataques del 11 de septiembre.
Los talibanes, entonces en control de Afganistán, proporcionaron a Bin Laden y su organización un refugio seguro en el país el cual utilizó para planear los devastadores ataques que sacudieron a Estados Unidos, así como otros ataques contra objetivos estadounidenses.
Trump había planeado albergar a los talibanes en Camp David el domingo pasado para finalizar el acuerdo, cuyo núcleo esencial había sido extensamente acordado, pero en la noche del sábado interrumpió abruptamente la reunión previamente secreta, diciendo que estaba suspendida debido al ataque suicida de la semana pasada en Kabul.
Este miércoles en Nueva York se leerán en voz alta los nombres de aproximadamente 2.600 víctimas, mientras suenan las campanas para recordar a los muertos. El Departamento de Bomberos de Nueva York agregará 22 nombres a un muro conmemorativo con los nombres de los socorristas que murieron por enfermedades contraidas como resultado de sus acciones heroicas inmediatamente después de los ataques.
En el Pentágono, 184 personas que perecieron cuando el vuelo 77 de American Airlines se estrelló contra el muro oeste del edificio serán recordadas durante una ceremonia a la que Trump asistirá junto con el secretario de Defensa, Mark Esper, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Joseph Dunford. La ceremonia estará cerrada al público, pero incluirá a las familias de los difuntos que decidan asistir.
Cerca de Shanksville, Pensilvania, donde el vuelo 93 de United Airlines cayó en un campo cuando los pasajeros intentaron arrebatarle el control del avión a los secuestradores, el vicepresidente Mike Pence se unirá a las ceremonias de conmemoración en la plaza conmemorativa del vuelo 93. Esta ceremonia incluirá la lectura de los nombres de los pasajeros, los miembros de la tripulación y campanas ceremoniales, y estará abierta al público.