Durante el periodo 2012-2017, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Ciudad de México abrió 854 expedientes en contra de ciudadanos procedentes de Colombia, Venezuela, Perú, Argentina, Cuba y otras nacionalidades no especificadas.
La Agencia Anadolu obtuvo un oficio de la autoridad capitalina, el cual señala que de esos expedientes 284 corresponden a colombianos, es decir, el 33%.
En segundo orden aparecen los venezolanos, con 92 expedientes. Luego siguen peruanos, con 42, así como los argentinos y los cubanos, con 35 cada uno. La cantidad más alta corresponde a otras 366 nacionalidades que no han sido detalladas por la SSP.
Para el doctor Martín Gabriel Barrón, del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), las autoridades mexicanas “tendrían que analizar de manera particular a los extranjeros detenidos y en cuáles delitos están involucrados”, sin estigmatizarlos por su nacionalidad.
El especialista considera que algunos de estos crímenes serían evitados si existiera una base de datos y una cooperación sólida entre los países, ya que permitiría conocer posibles antecedentes penales.
“Las políticas que se deben seguir son de colaboración desde las relaciones bilaterales para obtener información de los ciudadanos de manera recíproca. Es la única manera de poder establecer un control más eficiente”, explica Barrón, quien tiene una especialización en análisis de crímenes.
Mercados
Año tras año, fluctúa el número de expedientes abiertos en contra de extranjeros. En 2012 fueron 151 casos; en 2013 fueron 125. Posteriormente, en 2014, pasaron a 138; luego a 147 en 2015; a 98 en 2016 y a 157 en el 2017. Durante los primeros tres meses de este año se han abierto 39 investigaciones.
En el caso de los ciudadanos colombianos, el número de expedientes se ha duplicado en los últimos años, pasando de 33 carpetas de investigación en el 2012 a 66 en el 2017, el año con el mayor número de casos. Entre enero y marzo de este año se han registrado 13.
La mayoría de investigaciones a ciudadanos colombianos y venezolanos está relacionada con robos a viviendas, extorsión y clonación o falsificación de tarjetas débito.
“Ahí tenemos una alta población venezolana y colombiana, ellos cooptaron este mercado. Por eso es importante analizar los casos”, asegura Barrón.
Por ejemplo, la banda ‘Oro de Sena’, la cual opera desde el 2015, estaba liderada por un mexicano; sin embargo, reclutaba a suramericanos, especialmente a colombianos.
Esta banda se dedicaba al robo y clonación de tarjetas bancarias en zonas de alto poder adquisitivo en Ciudad de México.
En marzo de este año, el fiscal capitalino, Hiram Almeida, declaró en una conferencia de prensa que luego de operativos se detectó “la participación de entes delictivos de otros órdenes internacionales, que efectivamente están en la Ciudad de México”.
Enganchados
Según el investigador del Inacipe, parte de la necesidad de un análisis en torno a este fenómeno radica en que los suramericanos son enganchados por el crimen organizado mexicano, sobre todo en la trata de personas.
“Cuando llegan al país para alguna relación laboral, resulta que esas ofertas no existen”, explica, refiriéndose a que organizaciones delictivas mexicanas hacen ofertas laborales serias (no clandestinas) a suramericanos para trabajar en México, pero luego resulta que esas ofertas son falsas.
El criminólogo especifica que en la explotación sexual y laboral, “los enganchadores” les quitan la documentación, además de amenazarlos con represalias a sus familiares.
Y no es lo único, por ejemplo en los robos con diferentes modalidades “se les obliga a realizar actos delictivos”.
“Es la situación que tendríamos que analizar de manera muy particular de las personas detenidas por delitos por robo o explotación sexual o sistemas "escort" (acompañantes remuneradas)”, dice.
La Agencia Anadolu reportó en abril pasado la desarticulación de una red de trata relacionada con una página web de "escorts", vinculada al asesinato de suramericanas, la cual estaba liderada por una mexicana.