Identifican en Supatá 33 especies de anfibios y reptiles | El Nuevo Siglo
LA RANA dorada es endémica e icónica en el municipio, a tal punto que la comunidad celebra un festival en torno a este anfibio./Andrés Restrepo Bermúdez-UNAL
Jueves, 2 de Mayo de 2024
Redacción Medio Ambiente

Además de la rana dorada de Supatá -que parece sacada de un cuento de hadas por su color dorado intenso-, allí se identificaron otras 32 especies entre lagartos, serpientes, salamandras, cecilias, sapos y ranas, entre ellas Hyloxalus, o rana venenosa, nueva para la ciencia.

 

La información de estos hallazgos se recoge en la Guía ilustrada de los anfibios y reptiles de Supatá, Cundinamarca: Una herramienta para el empoderamiento comunitario, presentada en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) 2024.

Con cerca de 4.600 habitantes, este municipio que queda unos 76 km al noroccidente de Bogotá, ya era reconocido por sus pintorescos paisajes y su ambiente tranquilo. Sin embargo, no se tenía conocimiento de su verdadera riqueza en biodiversidad de anfibios y reptiles, hasta cuando el grupo Biología de Organismos Tropicales (BIOTUN) de la Universidad Nacional (UNAL) inició sus investigaciones allí.

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El descubrimiento comenzó con Bolitoglossa pandi, más conocida como salamandra de Pandi crema. Durante el trabajo de campo, el equipo acordó que cada vez que alguien avistara una salamandra debía gritar “salamandra”. Para su sorpresa, a los pocos minutos se escuchó casi un coro unificado de “salamandra, salamandra, salamandra…”, que les indicaba que esta especie era abundante en la zona.

“Fue muy sorprendente porque habíamos buscado esta salamandra en otros sitios de Cundinamarca y no era tan abundante”, mencionó la profesora María Argenis Bonilla Gómez, del Departamento de Biología de la UNAL, líder del proyecto.

Pero este fue solo el comienzo de una serie de descubrimientos. María Daniela Guevara, bióloga de la UNAL e integrante del equipo, como nativa de Supatá llevó a los demás investigadores a enamorarse del territorio y a seguir descubriendo especies similares que han contribuido a que Colombia sea reconocido como el segundo país con mayor biodiversidad de anfibios y el tercero en reptiles.

Estos animales desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas, pues consumen una gran variedad de presas, incluyendo insectos, arañas, roedores y otros animales pequeños que pueden ser portadores de plagas o enfermedades. Además, sirven como indicadores de la salud ambiental: su disminución en número o la presencia de deformidades puede ser una señal temprana de que el ecosistema está en peligro.

Un año de muestreos

El equipo se dedicó a investigar en una variedad de hábitats, entre ellos fragmentos de bosques, orillas de quebradas, pastizales, charcos permanentes, zonas de cultivo y áreas urbanas, en 3 zonas estratégicas del municipio: la Reserva Natural Cuzcungos, el alto Monterrey y la vereda San Marcos. Allí, durante un año realizaron 3 “muestreos” que implicaron la recolección sistemática de datos sobre la presencia y distribución de las especies.

“El objetivo principal de las expediciones era localizar y documentar las especies presentes en la zona. Para identificarlas utilizamos información disponible en colecciones biológicas, y además contamos con la colaboración del herpetólogo José Luis Vieira, quien nos ayudó a capturar imágenes de alta calidad”, relata la bióloga Guevara.

Como resultado, registraron 15 ranas y sapos, 6 lagartos, 10 serpientes, una salamandra y una cecilia, para un total de 33 especies.

Anfibios

Entre las ranas y los sapos identificados se encontraron especies de 6 familias, entre las que se destacan: Aromobatidae o aromobátidos, cercanamente relacionados con las ranas venenosas; Bufonidae o bufónidos, de piel gruesa, seca y verrugosa; Centrolenidae o centrolénidos, conocidos como ranas de cristal debido a su cuerpo traslúcido; y Craugastoridae o craugastóridos, también llamados ranas de lluvia, usualmente de piel café.

Además, se hallaron especímenes de la familia Hylidae, que incluye a las conocidas ranas arborícolas; y Dendrobatidae o dendrobátidos, también llamadas ranas venenosas o punta de flecha, entre las que se encuentra la rana dorada de Supatá.

“En esta última familia encontramos dos especies autóctonas del municipio y una nueva especie del género Hyloxalus, que resultó ser un descubrimiento significativo para la ciencia”, afirma el biólogo Juan Sebastián Curaca Fierro.

La famosa salamandra B. pandi también formó parte de la categoría de anfibios, junto con Caeciliidae o cecilia, que aunque se podría confundir con una serpiente, en realidad tiene una piel lisa similar a la de una lombriz.

Reptiles

Se encontraron 4 familias de lagartos: Alopoglossidae o lagarto pechirrojo, que son lagartijas pequeñas, generalmente de menos de 10 cm de longitud y con ojos muy pequeños; Dactyloidae, también conocido como camaleón porque puede oscurecer su piel hasta tonos café oscuro, y Sphaerodactylidae o salamanquesa, que es de color marrón y su cuerpo está cubierto por escamas pequeñas.

Por último, entre las familias de serpientes identificadas está Colubridae, popularmente llamada cazadora verde de montaña o serpiente lomo de machete; no es venenosa y su dorso suele ser de color verde oscuro, mientras que su vientre es amarillo. Por otro lado está la familia Elapidae, en la que se encuentran las serpientes más venenosas.

El resultado tangible de este esfuerzo es la Guía ilustrada de los anfibios y reptiles de Supatá, Cundinamarca: Una herramienta para el empoderamiento comunitario, publicación que busca no solo educar a la comunidad sino también inspirar acciones concretas para la conservación de estas especies y los ecosistemas que las sustentan.

“En el proceso trabajamos con 174 personas, la mayoría estudiantes del colegio La Magola e Imparal del municipio de Supatá, sedes urbana y rurales”, destacan los investigadores.