El director general de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), el español Fernando Arias González, denunció que el envenenamiento de una persona con un agente nervioso “se considera un uso de armas químicas” en virtud de la legislación internacional.
El máximo responsable de la OPAQ se pronunció así después de que Alemania asegurara que encontró “pruebas inequívocas” de que el opositor ruso Alexei Navalni fue envenenado en suelo ruso con un agente nervioso Novichok, el mismo tipo de agente empleado en el envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia en Reino Unido en 2018.
“De acuerdo con la Convención de Armas Químicas, cualquier envenenamiento de un individuo mediante el uso de un agente nervioso se considera un uso de armas químicas. Un acusación así es un tema de grave preocupación”, dijo el director general de la OPAQ.
Arias González recordó que los países firmantes de la Convención sobre Armas Químicas consideran el empleo de estas “bajo cualquier circunstancia” como algo “reprensible y completamente contrario a las normas legales establecidas por la comunidad internacional”.
La OPAQ dijo que está realizando un seguimiento del caso Navalni y preparada para ayudar a cualquier país firmante que pueda solicitar su asistencia.
Por otra parte, la presión aumenta sobre la canciller alemana, Angela Merkel, para que revise su política con Rusia y sea más firme, después de los múltiples incidentes entre los dos países por el caso.
“La canciller alemana subió el tono hacia el presidente ruso, Vladimir Putin, instándolo a responder ‘preguntas muy graves (que) surgen’ después de que el ejército alemán haya emitido su ‘inequívoco’ juicio”
La canciller alemana subió el tono hacia el presidente ruso, Vladimir Putin, instándolo a responder “preguntas muy graves (que) surgen” después de que el ejército alemán haya emitido su “inequívoco” juicio.
Pero, en Alemania, más allá de las condenas orales, lo más dominante es el aprieto, puesto que el país ha optado desde hace años, a pesar de la anexión de Crimea y las tendencias autocráticas en Moscú, por una política de diálogo y asociación con Rusia.
Numerosos lobbies prorusos operan en el país, en los medios económicos y en los principales partidos políticos, desde la extrema derecha hasta los socialdemócratas, incluido el propio Partido Conservador de la canciller y sobre todo, su rama más a la derecha, la bávara.
Con el caso Navalni, este lineamiento es cada vez más difícil de mantener.
“Rusia practica una política inhumana y de menosprecio”, tuiteó Norbert Röttgen, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del parlamento y candidato a suceder a Merkel al frente de la Unión Demócrata-Cristiana.
“Necesitamos una respuesta europea dura, que Putin comprenda”, añadió, instando a la UE a que abandone el polémico proyecto del gasoducto “Nord Stream 2”, que suministraría gas ruso a Europa, en especial a Alemania.
El proyecto, de varios miles de millones de euros, en el que el excanciller Gerhard Schröder ha estado muy involucrado, está en suspenso a causa de amenazas de sanciones estadounidenses.
La asociación estratégica entre Rusia y Alemania solo ha sido “un sueño durante mucho tiempo”, afirma Röttgen.
Por su parte, el jefe de la diplomacia alemana, Heiko Maas, destacó “los nubarrones” que planean sobre las relaciones germano-rusas. El envenenamiento de Navalni marca “una separación en la política exterior europea”, y Berlín debe intervenir en este aspecto. Alemania ya no puede mantener “una ficción”, según la cual, puede imponer sanciones a Rusia como las vigentes desde 2014 por la cuestión ucraniana, por una parte, y por otra, considerarla un socio económico de talla.