¿Cambiará Castillo a ministros de la discordia? | El Nuevo Siglo
EN SOLO una semana de gobierno, Pedro Castillo ha debido enfrentar varios cuestionamientos, inclusive de su propio partido
Foto archivo AFP
Viernes, 6 de Agosto de 2021
Redacción internacional

CONSCIENTE como el que más de que del gabinete que designara pendía su gobernabilidad, proyecto de país y hasta el cumplimento de su mandato, el presidente Pedro Castillo no acertó en algunos nombramientos, lo que ahondó la incertidumbre política y económica en Perú.

Acaba de cumplir una semana en el gobierno, pero los cuestionamientos contra este maestro de escuela rural que saltó a la Casa de Pizarro comenzaron horas después de su posesión cuando juramentó como jefe de gabinete, que tiene funciones de primer ministro, a Guido Bellido, un radical de izquierda que está bajo investigación por presunta apología al terrorismo.

Esa designación generó la primera crisis de su Ejecutivo, la que por poco le cuesta que el experimentado Pedro Francke no aceptara el ministerio de Hacienda y Finanzas, la única garantía que, por lo pronto, se tiene de que no habrá un giro radical en el modelo económico (al estilo cubano o venezolano). De haberse dado el fuerte viento que comenzó a soplar en los mercados, con una inédita devaluación del sol (4 por un dólar) se habría convertido en un vendaval.

El nombramiento de Bellido al igual que la de otros ministros y el representante del país ante la OEA (Harold Forsyth) no sólo generó un esperado alud de críticas de la oposición, la Defensoría del Pueblo y amplios sectores de la opinión pública, sino un conflicto al interior del partido por el que llegó al poder, Perú Libre, el que maneja su fundador, autoproclamado marxista-leninista, Vladimir Cerrón.

Además, el jefe de gabinete es un incondicional de Cerrón, lo que ha dejado entrever que el que decide sería este médico cirujano que hace más de una década trazó el camino para llegar a la Presidencia pero que inhabilitado por una condena judicial eligió al popular pero inexperto Pedro Castillo.

“No No tengo ningún vínculo con ningún grupo terrorista ni ninguno de mis ministros (...) nos deslindamos de Sendero Luminoso y el Tupac Amaru -MRTA-", ha sostenido reiteradamente en esta primera semana en el cargo Bellido quien acusa a varias personas y medios de comunicación de “generar un falso positivo” para atravesarse al gobierno.

Sin embargo, es la fiscalía la que lo tiene en la mira no sólo porque años atrás mostró su simpatía con los grupos guerrilleros, sino porque en una entrevista antes de que asumiera en mayo su curul en el Congreso, que le otorga inmunidad, hizo estas declaraciones que se tipifican en el delito de apología al terrorismo: "El país estaba en un desastre (1980), hubo peruanos que equivocadamente tomaron un camino, ¿son peruanos o no? Por eso tienen sus derechos. ¿Qué tienes contra los senderistas?".



Los cuestionados

En la misma situación de Bellido, es decir, dando explicaciones sobre las denuncias que tienen ante la justicia o haber cometido posibles infracciones, lo que de antemano en Perú o en cualquier otro país democrático los inhabilitan para cualquier cargo público, están los titulares de relaciones exteriores, el exguerrillero Héctor Béjar, de Trabajo, Iber Maraví y del Interior, Juan Carrasco.

A los dos primeros se les cuestiona judicialmente por sus presuntos vínculos o abierta simpatía con los mencionados grupos terroristas, mientras que al último por  presunta “mala conducta” al haberse posesionado de la cartera sin renunciar a su cargo de fiscal provincial.

Béjar es un abogado y doctor en sociología de 85 años, fundador en 1962 el Ejército de Liberación Nacional, grupo guerrillero inspirado en la revolución cubana, que operó en la selva peruana hasta que fue derrotado militarmente un par de años después. Estuvo detenido casi cinco años ya que fue indultado por el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, de quien pasó a ser colaborador.

Si bien su pasado de guerrillero no representa problema alguno si lo son sus posiciones de izquierda radical y su empatía con la revolución bolivariana, aunque recientemente declaró que trabajará por una “renovación democrática en Venezuela”, sin dar mas detalles. Lo que si dejó en claro es que está en contra de sanciones o intervenir en asuntos internos de cualquier país.

Al mininterior Carrasco se le investiga porque asumió sin renunciar al cargo que tenía en la Fiscalía, donde lo que pidió fue una “licencia sin goce de haber” por tres meses, es decir un permiso no remunerado a partir del 27 de julio y argumenta que así lo hizo porque su “nombramiento no estaba asegurado”.

En el caso de Maraví, el titular de la cartera de Trabajo, el Tribunal Superior de Justicia de Lima admitió un recurso de 'habeas corpus' que demanda la anulación de su designación (al igual que la de Bellido) presentada por un grupo de oficiales retirados quienes consideran que esos funcionarios “son personas que tienen relación o han mostrado estar a favor de personas y/o grupos vinculados al terrorismo y/o a facciones extremistas que son objeto de investigación y lucha por el personal de las Fuerzas Armadas y policial”

En el recurso judicial los demandantes también piden que se ordene al presidente de Perú, Pedro Castillo, abstenerse de designar en cargos de influencia o en sectores como la Policía o las Fuerzas Armadas a personas con investigaciones por "vínculos con el terrorismo".

Los exoficiales llamaron también a que en caso de que se desestime su pedido, se ordene al personal de los mencionados cuerpos "no entregar" a Bellido y Maraví, "o a cualquier persona que los reemplace si tiene vínculos o haya expresado reconocimiento a facciones terroristas, información vinculada a acciones o programas de inteligencia, contrainteligencia, planes, estrategias, tácticas o demás acciones contra el terrorismo y narcoterrorismo".

En el mismo documento indican que el ministro de Trabajo que tendría vínculos con dirigentes del Movimiento por la Amnistía de los Derechos Fundamentales (Movadef), por lo que también alertan de que tendría acceso a información sensible y secreta, precisamente, de la lucha contra el terrorismo y narcoterrorismo.

Y, el más reciente, es el caso del representante para la OEA, Harold Forsyth, que fue rechazado por el partido gobernante, Perú Libre, por considerar que “no nos representa”. El desacuerdo lo manifestó así, escuetamente en un trino en la cuenta que según las propias palabras de Cerrón es la ‘oficial’ de la colectividad que el fundó y que ahora dirige como secretario general.

El inesperado trino pondría en evidencia que la mencionada designación la hizo el presidente Castillo sin consultar a su mentor, en un gesto de ‘independencia’ que ha generado un fuerte debate en el partido entre los radicales alineados con Cerrón y los moderados que pretende liderar el mandatario.



El filtro del Congreso

Aunque algunos analistas políticos consideran que lo que buscó Castillo con el nombramiento de estos representantes de la izquierda radical en algunas carteras fue hacer un contrapeso ante el Congreso luego de que se uniera la derecha para hacer la mayoría que le permitió tomar la directiva.

Pero ello no tiene ningún sustento porque, como se sabe, Perú Libre tiene solo 37 de los 130 escaños del Parlamento y ninguna posibilidad de sumar aliados por lo que es altamente probable que el gabinete Castillo no reciba la aprobación que constitucionalmente requiere.

De antemano la oposición le mandó un claro mensaje al maestro asentado hoy en Casa Pizarro: se presentará una moción de censura si el jefe del Estado no rectifica y cambia a aquellos ministros que “tienen relación con el terrorismo".

"Exigimos el cambio de los ministros que tienen relación con el terrorismo. Deben irse los ministros cuestionados, también el primer ministro si es que es cierto de lo que le acusan", dijo a comienzos de semana el portavoz de la conservadora Renovación Popular, Jorge Montoya, quien también pide a Castillo acabar con su promesa de una Asamblea Constituyente porque, dijo, que “todos los partidos en general” la rechazan y así se lo han hecho saber al maestro-Presidente.

Como se ve, la esperanza de acabar con la inestabilidad política que ha sido la constante en los últimos años en Perú y reactivar la economía fuertemente golpeada por la pandemia (cayó 11,12% en 2020) parece difuminarse y aunque debe darse un compás de espera al debutante gobierno, sus decisiones han sido tan de mal recibo que le están nublando el panorama. ¿Cambiará Castillo a los ministros de la discordia?