Brasil realiza el viernes una licitación aeroportuaria que servirá para delinear el futuro del sector aéreo del país y de prueba inicial sobre la confianza de los inversionistas en la gestión del presidente Jair Bolsonaro y de su ultraliberal ministro de Economía, Paulo Guedes.
La ronda, que se realizará en la sede de la Bolsa de Sao Paulo, ofertará 12 aeropuertos divididos en tres bloques: noreste (6 terminales), centro-oeste (4 terminales) y sureste (2).
Eso significa que los postulantes no podrán hacerse con un único aeropuerto.
El objetivo es colocar opciones menos atractivas junto a otras que generan mayor interés. Ese modelo, que se estrena en Brasil, está previsto para aplicarse en licitaciones en otras áreas.
Los 12 aeropuertos concentran el 9,5% del mercado doméstico. Los ganadores deberán pagar al contado la suma propuesta.
El valor de entrada mínima por el conjunto es de 219 millones de reales (57 millones de dólares al cambio actual), en tanto que a lo largo de la concesión -de 30 años- se espera una inversión total de 3.500 millones (USD 920 millones).
Aunque el programa de licitaciones viene de gobiernos anteriores, la "desestatización" de la economía y los ajustes presupuestarios son las dos herramientas con las que Guedes pretende reducir la voluminosa deuda pública de Brasil y dinamizar un país que sale de dos años de recesión y de otros dos de débil crecimiento.
Una primera prueba
Esta licitación ofrecerá "una primera percepción de cómo los inversionistas van a mirar al país de aquí en adelante", afirma Ricardo Sanches, socio del área de infraestructura del bufete Dias Carneiro Abogados.
"En cierta medida será una prueba, pero hay factores a ser ponderados. El diseño de la licitación fue hecho en la gestión previa [del presidente Michel Temer] (...) y además ya hay inversionistas aquí, operando otros aeropuertos, que están interesados en participar. Es una prueba, pero no diría que definitiva", explica Sanches.
Esta adjudicación es el aperitivo de otras dos rondas con un total de 42 aeropuertos, previstas entre 2020 y 2022, que deberían aportar inversiones por 8.700 millones de reales a lo largo de 30 años. Para la última etapa quedarían activos de Rio de Janeiro (aeropuerto Santos Dumont) y Sao Paulo (Congonhas), considerados los más codiciados por su alto volumen de tránsito.
La licitación debe servir además de señal de salida para la privatización de activos en otros sectores estratégicos. Sanches subraya que en caso de éxito el viernes, "el gobierno podría considerar eso como una victoria, pero eso no significa que las próximas [licitaciones] en otros sectores también lo serán, dado que el sector aeroportuario es estable y ya cuenta con inversionistas aquí".
Potencial turístico-
Al menos nueve grupos presentaron propuestas antes del plazo que terminó el martes, según la prensa local.
El bloque del noreste es el más atractivo, debido a que incluye el aeropuerto de Recife, en una región con alta rotación turística y la más cercana a Europa.
Engloba otros cinco terminales –Maceió, Aracajú, Juazeiro do Norte, Joao Pessoa y Campina Grande- y promete captar una inversión de 2.100 millones de reales en 30 años. El valor inicial de la puja es de 171 millones de reales.
El bloque de centro-oeste, en una zona de grandes exportaciones de soja, agrupa cuatro terminales –Cuiabá, Sinop, Rondonópolis y Alta Floresta- y se estima que generará inversiones de unos 770,6 millones de reales. El valor de apuesta inicial es de 800.000 reales.
El bloque del sureste, con dos aeropuertos en Vitória y Macaé, prevé una inversión de 591,7 millones de reales y tiene una propuesta inicial mínima de 47 millones de reales.
A diferencia de otras rondas, en esta ocasión un mismo inversionista podrá competir en diferentes bloques, por lo que un único conglomerado podría hacerse con toda la oferta.