EN medio de un clima de tensiones institucionales por sus reiterados cuestionamientos al sistema electoral, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, participó en un inédito desfile militar frente a la Presidencia y el Congreso en Brasilia.
Junto a los comandantes del Ejército, la Marina, la Aeronáutica y algunos ministros, el mandatario brasileño observó el convoy de vehículos militares desde lo alto de la rampa del Palacio de Planalto, con vista al Congreso y la Corte Suprema.
Formalmente, el acto fue organizado para que integrantes de las Fuerzas Armadas entregaran al mandatario la invitación a un ejercicio militar que ocurre anualmente desde 1988 a unos 80 km de la capital.
Pero fuera de cualquier fecha patria, el desfile de los blindados y otros vehículos militares por la región central de Brasilia, sede de los tres poderes, es apuntado por observadores como algo inédito desde la vuelta a la democracia en Brasil en 1985 y como un gesto de fuerza de Bolsonaro, que se ha enfrentado al poder electoral por considerar que el voto electrónico es muy propoenso al fraude.
La exhibición, que duró unos 10 minutos, coincidió con la discusión en el Congreso Nacional de una propuesta para modificar el sistema electrónico de votación.
Como era de esperarse, la oposición se fue lanza en ristre contra el mandatario. El senador Omar Aziz, presidente de la comisión que lo investiga por su presunto fracaso a la gestión de la pandemia del covid-19, dijo que “con esa escena patética Bolsonaro cree estar demostrando fuerza, pero en realidad está dejando en evidencia toda la debilidad de un presidente cercado por investigaciones de corrupción".
Tanto Bolsonaro como la Marina, que organiza el ejercicio militar, niegan cualquier conexión entre el desfile y las discusiones legislativas.
"Como ocurre desde 1988, nuestra Marina realiza ejercicios en Formosa (Goiás). Como la tropa viene de Rio de Janeiro, el paso por Brasilia es obligatorio (...) Recibiré el saludo y les desearé buena suerte en la misión", había afirmado Bolsonaro la víspera en un mensaje dirigido a los miembros del poder judicial y del Congreso, el cual firmó como "jefe supremo de las Fuerzas Armadas".
Bolsonaro intensificó las últimas semanas sus ataques contra la corte suprema y el Tribunal Superior Electoral (TSE), a cuyos jueces acusa de querer perjudicarlo en su búsqueda de la reelección, en 2022.
Bolsonaro asegura que hubo fraude en las dos últimas presidenciales y que él debía haber ganado en la primera ronda en 2018, alegaciones que no tienen fundamento según la justicia electoral y numerosos especialistas.
El presidente pide que las urnas electrónicas, el sistema vigente desde 1996, impriman un recibo de los votos, con el fin de que puedan contarse físicamente.
Los reiterados cuestionamientos de Bolsonaro a la legitimidad de las elecciones llevaron a la justicia electoral y a la Corte Suprema a abrir investigaciones en su contra.
Durante el desfile, decenas de partidarios del gobierno se concentraron frente a la Presidencia, algunos portando pancartas pidiendo una intervención militar para "salvar a Brasil".
"Bolsonaro está haciendo un muy buen gobierno y los militares son parte de su gobierno. No me causan pánico ni horror, al contrario, yo apoyo a las Fuerzas Armadas, nos están protegiendo de fuerzas enemigas", dijo la jubilada Marissa Soares Gil, de 66 años