El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció la salida de su país del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular de Naciones Unidas, aprobado por más de 150 naciones el pasado 10 de diciembre en la ciudad de Marrakech, en Marruecos.

Bolsonaro confirmó su decisión mediante sus redes sociales, luego de que el Ministerio de Asuntos Exteriores le notificara a la ONU su salida del pacto, y precisó que su Gobierno adoptará las reglas para la inmigración "sin influencias externas".

"Brasil es soberano para decidir si acepta o no migrantes. Quien por ventura venga para aquí deberá estar sujeto a nuestras leyes, reglas y costumbres, además deberá cantar nuestro himno y respetar nuestra cultura", indicó el mandatario.

El jefe de Estado criticó el acuerdo, al considerar que fue adoptado por terceros. “Jamás rechazaremos ayudar a quienes lo necesitan. Pero la inmigración no se puede convertir en un acto indiscriminado", sostuvo.

La nación suramericana había sido bajo el Gobierno del Michel Temer uno de los 152 firmantes del pacto. El actual canciller de Brasil, Ernesto Araujo, había anunciado a mediados de diciembre, antes de la posesión de Bolsonaro, que su país se retiraría del acuerdo migratorio.

"El Gobierno Bolsonaro se desasociará del pacto global de migración que está siendo lanzado en Marrakech, un instrumento inadecuado para lidiar con el problema", indicó el canciller.

Araujo mencionó que la migración no debe ser tratada como una cuestión global, sino de acuerdo a las realidades y la soberanía de cada país. “La inmigración es bienvenida, pero no debe ser indiscriminada. Deben existir criterios para garantizar la seguridad tanto de los migrantes como de los ciudadanos en el país de destino. La inmigración debe estar al servicio de los intereses nacionales y de la cohesión de cada sociedad”, resaltó.

El Pacto de Marrakech no es vinculante y se centra en compromisos relacionados a la seguridad para los migrantes, el acceso a servicios básicos al margen de si están en una situación irregular, en combatir el tráfico de personas, la trata y la discriminación, y en promover la inclusión.

Los otros países que no firmaron el pacto fueron Estados Unidos, Italia, Austria, Hungría, Polonia, Estonia, Bulgaria, República Checa, Israel, Australia y República Dominicana, Suiza y Chile.