Aunque apenas es la segunda cita de las primarias demócratas, el exvicepresidente y otrora favorito para ser el candidato presidencial sigue cediendo terreno
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LA OFENSIVA demócrata contra el presidente Donald Trump, que lo llevó a juicio político por haber pedido a su homólogo ucraniano investigar al exvicepresidente Joe Biden y a un hijo de éste quien fungía como asesor de una cuestionada multinacional de ese país, parece estar pasando cuenta de cobro a ese partido y a una de sus hasta hace poco más segura carta presidencial.
Precisamente Biden, quien desde hace más de un año lideraba los sondeos realizados a nivel nacional acaba de sufrir una paliza en Iowa y admitió que probablemente sufrirá otra en las primarias que tendrán lugar este martes en New Hampshire, donde el senador socialista Bernie (South Bend, Indiana) Pete Buttigieg, desconocido hasta la cita el lunes pasado en Iowa donde ganó al veterano político por 1.500 votos. Biden se ubicó en un decepcionante cuarto lugar superado por Elizabeth Warren.
Biden, un moderado de 77 años se así ve eclipsado por candidatos en su mayoría más jóvenes, con discursos más claros y una buena presencia en televisión. Y, en esa línea, no sólo las alarmas están encendidas en su campaña sino en un amplio sector de los demócratas que le exigen un viraje a la campaña.
"No preocuparme sería una estupidez", reconoció Will Johnson, un estudiante de derecho de 23 años del norte de Pittsburgh, que respalda al exvicepresidente.
"Esperemos un esfuerzo más concertado por parte de su campaña para lograr que la gente lo apoye", agregó, y consideró que Biden es "la mejor opción" para derrotar al presidente Donald Trump en los comicios de noviembre.
Biden se tomó libre el jueves, cinco días antes del comicio, para reunirse con sus principales asesores y evaluar el camino a seguir.
Pero al comienzo del debate televisado del viernes entre los siete precandidatos demócratas calificados, cometió un sorprendente error.
"Recibí un golpe en Iowa, y probablemente recibiré otro aquí", dijo, dejando perplejos a Will Johnson y a otros de sus seguidores.
Biden, quien desistió de presentarse a las primarias demócratas de 2016 tras la muerte de su hijo Beau, ha visto cómo su camino a la nominación para las presidenciales de noviembre próximo se hace cada vez más cuesta arriba.
Se vio involucrado en las presiones del presidente Donald Trump a su par de Ucrania para que lo investigara junto a Hunter, su otro hijo, quien trabajó en una empresa de energía de ese país mientras él fungía como vicepresidente.
No han surgido pruebas de irregularidades, pero Trump ha criticado a los Biden como corruptos.
"Batalla cuesta arriba"
El desempeño inestable de Biden la campaña causa honda preocupación en el aparato del Partido Demócrata.
¿Es alarmante la situación? "Sí", dijo el exalcalde de Chicago Rahm Emanuel, que ocupó un alto cargo en la administración de Barack Obama, de quien Biden fue mano derecha.
"Si algunos candidatos llegan repetidamente en tercer o cuarto lugar, la lógica indica que será muy duro permanecer en carrera", observó.
Después del debate del viernes, la asesora principal de Biden, Symone Sanders, entró en una dinámica de control de daños. "Sabemos que esta podría ser una batalla cuesta arriba, pero la realidad es que todavía estamos en carrera", dijo a periodistas, señalando que demográficamente los estados que votan a continuación son más representativos de la diversidad de Estados Unidos que los abrumadoramente blancos Iowa y New Hampshire.
Biden aspira a recuperarse en las primarias de los estados del sur, donde goza del apoyo de la comunidad negra, en Carolina del Sur el 29 de febrero y luego en el "Súper Martes" del 3 de marzo.
En un acto el sábado en un teatro de Manchester, intensificó sus ataques contra Buttigieg, menospreciando su experiencia como "alcalde de una pequeña ciudad" y destacando su propia carrera y sus éxitos como vicepresidente.
Y respecto a Sanders, dijo que si el veterano senador llega a ganar la nominación, cada demócrata "tendrá que llevar la etiqueta que él ha elegido para sí mismo, la de 'socialista democrático'", con lo cual difícilmente podrá derrotar a Trump.
Biden pronunció su discurso leyendo de un telepronpter, con lo cual el evento careció de espontaneidad y atractivo popular.
"Siento que está apuntando demasiado a lo que hizo en el pasado... más de lo que va a hacer en el futuro", agregó Nicole Clegg, de 45 años, una maestra de escuela local que t se declaró indecisa sobre su voto.
El senador Chris Coons, quien respalda a Biden, recordó que Bill Clinton "perdió 10 de las primeras 11 primarias" en 1992 antes de ganar la carrera demócrata y ser elegido presidente.
"Esto no ha terminado", consideró. Biden "tendrá que trabajar más duro, luchar más fuerte y establecer distinciones más definidas, pero es capaz de hacerlo.
Pero, por lo pronto, el panorama no pinta alentador para el exvicepresidente y hasta hace poco el favorito demócrata para frenar la reelección de Trump. No abandonará la carrera en estas primeras citas de los electores del partido, pero seguramente si no se recupera lo hará tras el llamado “Super Martes”. Y de ser así, los demócratas entrarán en la difícil tarea de escoger al que se vislumbre como el más fuerte para intentar recuperar la Casa Blanca.