MOÑONA de poder. Eso es lo que tienen en la mira las directivas del Partido Demócrata de Estados Unidos, ya que no sólo aspiran a volver a tener a uno de los suyos como inquilino de la Casa Blanca, sino que quieren recuperar la mayoría en el Senado y conservarla en la Cámara de Representantes.
Mientras la frenética carrera por la nominación presidencial demócrata mantiene su curso y el Súper Martes dejó en claro que los electores deberán definirse entre dos opciones tan diferentes como opuestas, la del moderado Joe Biden y la del abanderado del ‘socialismo democrático’, Bernie Sanders, ambos partidos implementan sus estrategias con miras a aumentar, o como mínimo retener, el número de parlamentarios en el Congreso.
Y es que a la par de la elección presidencial, el próximo 3 de noviembre, donde el elegido demócrata se enfrenta al presidente candidato Donald Trump, están convocados a las urnas 157 millones de votantes para elegir a 33 senadores (un tercio de dicha Corporación); la totalidad de la Cámara de Representantes 435 parlamentarios) y 13 gobernadores.
Esa es la razón por la cual los demócratas tienen una “encrucijada en el alma”: elegir entre el veterano senador de Vermont, quien lideraba hasta el pasado martes la carrera por la candidatura presidencial con el apoyo especialmente de los jóvenes quienes ven en su discurso contra la desigualdad una esperanza de cambio o el exvicepresidente Joe Biden, que con su propuesta de centro asegura el retorno de las políticas moderadas como las que siguieron Clinton, o más recientemente Barack Obama.
Con rótulos como candidato de la izquierda o frases que alertan sobre los peligros del socialismo (aunque es muy diferente el que propone Sanders), la campaña de Biden logró aumentar la polarización y definir el apoyo de las urnas.
Es en medio de ello que los parlamentarios hacen sus campañas, sopesando cuál de los dos tendrá más peso no solo en la estrategia partidaria para intentar un mayor número de senadores y ser mayoría en esa Cámara baja, sino también en sus planes políticos. Sin embargo los analistas consideran que esa aspiración se verá de nuevo frustrada por los republicanos. De los 100 integrantes, actualmente hay 53 de este partido.
En la misma línea sopesan sus aspiraciones en la Cámara de Representantes, cuyos 435 integrantes son elegidos por dos años. Actualmente está conformada por 235 demócratas y 199 republicanos.
Bajo ese objetivo tripartito (Presidencia, mayoría en Senado y Cámara) los estrategas políticos demócratas centrarán la campaña de Biden en presentarlo en el más opcionado para la ‘revolución política’ (paradójicamente el eslogan que usa desde hace cuatro años Sanders) que necesita el país tras cuatro años de Trump en la Casa Blanca. Será el abanderado del ‘cambio’, quién disipe los temores que suscita Sanders con su modelo programático y la carta con más chance para derrotar al líder y mandatario del Grandioso Viejo Partido (GOP).
Vale recordar que al Partido Demócrata se le identifica en EU con el liberalismo, en el sentido que se da en ese país a este concepto, que es opuesto a la idea de liberalismo clásico que se usa en otros países.
El liberalismo en Estados Unidos es una corriente que defiende la intervención del estado, sanidad universal, educación asequible, programas sociales, políticas de protección medioambiental y sindicatos de trabajadores. Su última candidata presidencial fue Hillary Clinton, que perdió ante el candidato republicano, Donald Trump.
Mientras, el Partido Republicano, , tiene una línea de pensamiento conservador: cree en la limitación del ámbito del estado, impuestos más bajos, el mercado libre, el derecho a tener armas, la desregulación de los sindicatos y la aplicación de restricciones en temas como la inmigración y el aborto.
Bajo esos lineamientos, hay muchos analistas y think tank como GovTrack que señalan que Bernie Sanders es el más liberal del Senado y sin embargo muchos de sus copartidarios en la Cámara han expresado que les sería más difícil una victoria en sus distritos con la figura Sanders en sus papeletas.
El analista Nicolas Kristoff reseña en su más reciente columna en The New York Times su impresión sobre este tema. “Recientemente, en una cena con una docena de miembros de la Cámara Demócrata, me sorprendió lo preocupados que estaban de que una nominación de Sanders les costaría cualquier posibilidad de un Senado demócrata e incluso podría devolver la Cámara a los republicanos”, escribió no sin antes exaltar el liderazgo y ‘autenticidad’ del senador de Vermont en asuntos claves como los derechos humanos o un medicare para todos.
Sobre Biden dijo que aunque es pesado y poco carismático, tiene sólidas credenciales de clase trabajadora, y también es una de las personas más decentes en la política.
Hace un año era el favorito indiscutible, hace tres meses, el segundo en las preferencias partidarias y hace 15 días un moribundo político. Pero como dice el dicho, la política es tan compleja como movida, y eso se evidenció, una semana atrás con el llamado representante del ‘establecimiento’.
La ‘resurrección’ del moderado Biden comenzó en las primarias del sábado anterior al Súper Martes en Carolina del Sur y donde sus rescatistas no fueron los tradicionales hombres adultos o ancianos del partido, sino una circunscripción marginal: los negros del sur. Tres días después, ante el creciente temor del posicionamiento del izquierdista Sanders y favorecido por los retiros de Pete Buttigieg, Amy Klobuchar y Beto O'Rourke, se impuso en 10 de los 14 estados donde se registraron las primarias, catapultándose al primer lugar, el que se da por descontado conservará, máxime con el espaldarazo que a nivel personal -y de seguro también económico- le dio el multimillonario Michael Bloomberg, quien dio el paso al costado tras invertir US$515 millones y lograr solo 53 delegados.
Tras esa jornada, y con el retiro de la senadora progresista Elizabeth Warren -tras su debacle electoral ya que no pudo ganar ni siquiera en su natal Massachusetts- la baraja presidencial demócrata se redujo a las dos opciones mencionadas. De esta forma, Biden, con 638 delegados, aventajando en 75 a Sanders (563) llegan una nueva ronda de primarias esta semana: el martes en Idaho, Washington, Michigan, Missisipi, Missouri y Dakota del Norte; el jueves en Islas Vírgenes y el sábado en Marianas del Norte.
Hoy, a falta de 14 primarias para llegar a la meta, la Convención Demócrata que se celebrará entre el 13 y el 15 de julio en Milwaukee, Biden se proyecta el más indicado para enfrentar a Trump, pero con un Sanders pisándole los talones, convencido de que logrará hacer realidad el refrán popular que reza que: “a la tercera va la vencida”.