EN ALGUNAS decisiones ha seguido su ‘doctrina’ de ser pragmático y el cambio en pequeños pasos, pero en otras le ha metido el ‘acelerador’ para hacer, tanto segura como sostenible, la recuperación de Estados Unidos.
Joseph Robinette Biden Jr., el presidente más longevo en la historia del país, con energía, vitalidad, órdenes ejecutivas y declaraciones puntuales ha evidenciado su larga experticia política y su capacidad de ejecución.
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Así, en la antesala de sus primeros 100 días, puede mostrar logros como la aplicación de más de 236 millones de vacunas, anticipando la meta que se tenía en el cronograma; el mantenimiento de la ayuda social a millones de hogares, un compromiso ambicioso en la lucha contra el cambio climático y un esquema proteccionista para impulsar la industria nacional, con “hecho en Estados Unidos”, entre otros.
Sin embargo y aunque el periodo es muy corto, tiene algunos pendientes inmediatos, sobre todo en el campo político, para acelerar la recuperación de la economía y retornar a su país al epicentro geopolítico global. Estos son algunos de ellos:
1. Trabajo bipartidista. Desde el día de su elección, Joe Biden hizo un llamado a la unidad nacional en un país polarizado políticamente como nunca antes. Tanto su discurso de triunfo como de posesión se centró en la importancia del entendimiento entre los demócratas (que él lidera) y los republicanos. Sin embargo en estos primeros 100 días ha trabajado sobre la mayoría legislativa ínfima que mantiene su partido en el Congreso.
Como se sabe, en la Cámara tienen 222 representantes contra 212 de sus opositores (conservadores) mientras que en el Senado son 50-50 pero tienen a su favor el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris. Esta situación le permitió la aprobación del plan de ayuda social por US$1.9 billones a los pocos días de asumir el mando con lo que aceleró la lucha contra el coronavirus (más test de detección y vacunas), así como cheques de ayuda para familias, desempleados y centros educativos, entre otros.
Para su ambicioso proyecto de infraestructura que supera los US$2 billones, llamó de nuevo al apoyo bipartidista y en su primera cita con los jefes de las bancadas se limitó a escuchar las críticas republicanas. No ha cambiado un ápice del proyecto dando y tiene sí o sí negociar ellos porque la aprobación del proyecto requiere de 61 votos. Con su partido solo asegura 51.
2. Reforma migratoria. Del aplaudido anuncio de aumentar a 60 mil el cupo de asilos, reunificar las familias y priorizar la atención a los menores de edad no acompañados que cruzan la frontera como paso inicial para una reforma migratoria integral, el presidente Biden tiene varios y difíciles pendientes.
Aunque inicialmente avaló el DACA, el programa de residencia para un vasto sector de jóvenes se vio forzado no sólo a reducir a 15 mil (el número más bajo de los últimos años) los asilos y reforzar la seguridad en la frontera con México que, entre febrero y abril, vio cómo no menos de 20 mil niños y jóvenes fueron abandonados a su suerte para que buscaran ‘un mejor futuro’ en Estados Unidos. Ello generó una crisis humanitaria y, a hoy, los servicios de protección deben brindar cuidado, alimento, alojamiento y asistencia a este gran número de infantes y adolescentes en los centros de refugio y otros adecuados rápidamente en bases militares.
En cuanto a la prometida reforma migratoria integral creó una comisión para delinear el proyecto pero no podrá hacerla realidad sin el entendimiento bipartidista. Y en este tema, tan sensible para la política estadounidense, se añade otro factor determinante: las legislativas de medio mandato (el próximo año) donde los demócratas no solo ponen en juego su actual mayoría sino que temas como éste, en pro o en contra, pueden pasarle factura electoral a los parlamentarios.
3. Reformular la política exterior: Con la bandera del multilateralismo, ha dado primeras fuertes declaraciones frente a dos de los pesos pesados en su agenda externa: Rusia y China. Sin embargo con estas potencias son mútiples los pendientes y de difícil entendimiento. Por ello Biden tras semanas de tensión por sanciones y expulsión recíproca de embajadores llamó a Vladimir Putin para proponerle un cara a cara en un tercer país el que, por lo pronto, ha sido de buen recibo por el Kremlin.
Se rumora sería en junio, en Finlandia o Austria que se han ofrecido como anfitriones. De darse deberían llegarse a unos mínimos entendimientos para desescalar la relación, al tiempo que trazar las líneas convergentes en temas claves como lucha contra el cambio climático y respeto a los derechos humanos. Con China se mantiene pendiente el tema económico y por lo pronto hay un acuerdo de cooperación en calentamiento global.
Otro pendiente es revitalizar la relación trasatlántica y sus socios multilaterales. Para ello aprovechará las cumbres del G-7, la Otan y la Unión Europea que se realizarán a mitad de año. Revivir el acuerdo nuclear con Irán, es otra de sus tareas que, por lo pronto está en diálogos exploratorios.
4. Desarme doméstico. Porque la violencia con armas de fuego es una “epidemia” y una “verguenza internacional” que cada vez con mayor frecuencia “hiere el alma” de Estados Unidos, el presidente Biden quiere un mayor control para la comercialización y tenencia de éstas.
Consciente de que una reforma total al tema le será imposible sin el apoyo de los republicanos, expidió varios decretos para enfrentar parte del problema. Así lanzó un plan limitado para frenar la propagación de las llamadas "armas fantasma" -de fabricación artesanal, a veces con impresoras 3D-, que son imposibles de rastrear, aumentó las regulaciones para los soportes de brazo diseñados para estabilizar el arma, e instó al Congreso a legislar Congreso para lograr medidas como el control de antecedentes y terminar con la venta de fusiles de asalto.
Este es tal vez uno de sus mayores pendientes que se avizora de difícil entendimiento con los republicanos que priorizan el derecho a defender la vida.
Biden lleva poco tiempo al mando pero por su experiencia, como senador sabe que lo más difícil está por llegar. Su estrecha mayoría en el Congreso es una vulnerabilidad y proyectos como el de infraestructura, el de armas, inmigración e inclusive su pretendida ampliación de la Corte Suprema de Justicia enfrentan un camino difícil.
Además ponen a un puñado de senadores demócratas -como Joe Manchin- en la posición de árbitros poderosos. Pero básicamente lo que se espera del mandatario demócrata es que logre hacer realidad su anunciado trabajo bipartidista, que legitimaría su gobernabilidad.