“ESTE gobierno es un desastre nacional”, comentó uno de los asistentes a la marcha del jueves pasado en rechazo a la crisis económica que afecta nuevamente a Argentina a unos meses de las elecciones presidenciales del 27 de octubre y que perturba especialmente las aspiraciones reeleccionistas del presidente Mauricio Macri.
Los tres candidatos que lideran las encuestas son Macri, de la coalición Cambiemos, con alrededor de un 30% de favorabilidad; Cristina Fernández de Kirchner, recientemente procesada por corrupción durante su gobierno y quien no ha anunciado oficialmente su candidatura, pero que si se lanza bajo su partido, Unidad Ciudadana, estaría muy cerca del hoy Jefe de Estado; y finalmente, Sergio Massa, congresista por la Provincia de Buenos Aires, quien lidera la línea del “peronismo no kirchnerista” con el 14% de favorabilidad.
A pesar de que Macri tiene posibilidades de ser reelegido, lo cierto es que su imagen ha ido cayendo en los últimos meses por la situación económica, que aunque preocupante, no es nueva para este país.
Problemas estructurales y coyunturales
Los últimos datos revelados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) de Argentina, prendieron las alarmas sobre la situación que atraviesa este país a nivel económico. Vale la pena destacar del estudio que para el segundo semestre de 2018, el 32% de la población che vive bajo la línea de pobreza y el Producto Interno Bruto (PIB) ha caído un 6,2% entre el cuarto trimestre de 2018 con respecto al mismo periodo de 2017. La inflación en 2018 alcanzó un 47%.
Pero, ¿por qué está ocurriendo esto? Como lo ha explicado el empresario argentino Marcelo Diamand, “el país tiene una estructura productiva desequilibrada que genera una restricción de dólares. Según su postura, en momentos de crecimiento las necesidades de divisas para insumos y bienes de capital aumentan más que los ingresos en dólares”, afirma Leandro Mora en Nueva Sociedad, revista latinoamericana de ciencias sociales.
“La restricción externa reduce la capacidad que tiene una economía para generar las divisas (dólares) necesarias para afrontar sus necesidades de importaciones para el consumo, la inversión, la remisión, el pago de deuda y el atesoramiento. Cuando las necesidades de divisas crecen y las fuentes de las mismas no lo hacen en la misma cuantía, afloran presiones sobre el tipo de cambio, su correlato sobre precios y costos, estancamiento o caída de la inversión, congelamiento de la creación de empleo y, en definitiva, la ralentización del crecimiento económico”, explica Mora.
A finales del año pasado, Argentina solicitó una ampliación del préstamo por 57.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI). Así, el país tiene una cuantiosa deuda en divisas, de lo que carece por la explicación anterior. Al adquirir este préstamo, el gobierno se comprometió a continuar con la reducción del gasto público para bajar el déficit fiscal. Pero esto tiene descontento a varios gremios y trabajadores, por ejemplo, del sector de ciencia y tecnología que reclaman la falta de inversión.
“La imagen presidencial se devalúa con el peso, y se recupera cuando la moneda se estabiliza. Esta correlación es tan automática que, para la Casa Rosada, las posibilidades de reelección de Macri disminuyen en la medida en que aumenten las de una corrida hacia el dólar”, escribió el analista Carlos Pagni en La Nación. Esta relación está afectando la gobernabilidad e imagen de Macri a unos meses de su posible reelección. Aplicar mayor intervención del Estado, por ejemplo aumentando el gasto público, podría darle un respiro a la economía, pero es una medida difícil de implementar porque el Fondo Monetario condiciona los préstamos a cambio de acciones de austeridad fiscal.
Sin embargo, vale la pena añadir que expertos coinciden en que el mercado local e internacional argentino, son actualmente muy inestables también por la desconfianza que genera el posible regreso de Cristina Kirchner a la presidencia, según comenta Marina Dal Poggetto, directora de la consultora EcoGo en la BBC. Así las cosas, expone Pagni, la no intervención en la economía podría facilitar el regreso de Kirchner a la presidencia a partir de diciembre, convirtiéndose en la nueva deudora del FMI.
Además que el regreso del Cristina Fernández haga temblar los mercados, también lo ha hecho la llegada de los representantes del peronismo no kirchnerista, principalmente Juan Manuel Urtubey, Juan Schiaretti, Miguel Pichetto y Sergio Massa. Estos políticos ven a la expresidenta como un bloqueo para continuar con sus proyectos peronistas.
Las crisis económicas no son algo nuevo en Argentina, país que ha atravesado este tipo de problemas desde 1980. La más reciente, que comenzó en 2018, ha aumentado la inflación, el desempleo, la desconfianza en los inversionistas, la pobreza y el cierre de pequeñas y medianas empresas. Lo “nuevo” de la actual es el posible retorno del kirchnerismo al poder y con ello más fluctuación por la desconfianza en los mercados y la fuga de capitales. La reelección de Macri está sujeta al comportamiento de la economía y a la mejora de los indicadores en los próximos meses antes de las elecciones.
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