El alcance de la ofensiva del movimiento islamista Hamás contra Israel, con la toma incluso de rehenes civiles, complica una eventual mediación ya sea de Egipto o de otros países como Catar, al menos a corto plazo, estiman los expertos.
"El carácter sin precedentes de este conflicto exigirá sin duda un tipo de mediación o intervención diferente de todas las anteriores", afirma Hasni Abidi, director del Centro de Estudios e Investigación sobre el Mundo Árabe y el Mediterráneo, con sede en Ginebra.
Pero esta no se producirá inmediatamente, estima Denis Bauchard, consejero para Oriente Medio en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), ya que la ofensiva sorpresa de Hamás mostró fallas en los servicios de inteligencia y seguridad israelíes.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, querrá primero "por motivos de política interior aparecer como el hombre fuerte" que ganará la guerra, agrega.
En este sentido, "la composición del gobierno israelí (...) complica también la situación" y no es seguro de que el ejecutivo de coalición de derecha y extrema derecha acepte una mediación por ahora, según la experta Agnès Levallois, vicepresidenta del Instituto de Investigación y de Estudios Mediterráneo Oriente Medio (iReMMO), con sede en París.
Hamás, "sintiéndose fuerte tras una operación de este tipo", podría ser reticente también a aceptarla, agrega Agnès Levallois.
Sin embargo, "la respuesta ya es terrible, a la altura del trauma de la operación" en Israel, y "llegará un momento en que Hamás tendrá que encontrar una salida, incluso ante su propia población que pagará el precio más alto", matiza la experta.
La cuestión de los rehenes civiles israelíes podría también pesar a favor de "una mediación de tipo humanitaria, más que política", apunta Denis Bauchard.
¿Qué mediador?
En la serie de conflictos entre Hamás e Israel, Egipto "se ha impuesto como mediador tradicional" por su proximidad geográfica, apunta el consejero del IFRI.
"Hamás desea mantener buenas relaciones con Egipto, que es el único paso terrestre abierto" de este enclave, y en el pasado Washington ha solicitado en múltiples ocasiones a El Cairo, recuerda.
Y "Egipto hará todo lo posible para desempeñar este papel porque es esencial para él aparecer como una potencia regional", abunda Agnès Levallois, para quien podría hacerlo "en asociación" con otros países como Estados Unidos o Francia, con los que mantiene "fuertes" relaciones.
El lunes, la presidencia egipcia indicó que multiplicaba los contactos para "detener la escalada".
Estados Unidos, por su parte, reafirmó inmediatamente su apoyo a Israel, aunque los expertos subrayan que su presidente, Joe Biden, no mantiene buenas relaciones con Netanyahu.
Además, su gobierno no ha tenido hasta ahora ningún deseo de involucrarse en Oriente Medio, observa Agnès Levallois.
"Algunos pedirán sin duda la mediación estadounidense", agrega la experta, quien expresa sus dudas sobre si Washington dará el paso, en vísperas además de la elección presidencial.
¿Turquía, Catar?
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se acercó por su parte a Israel tras años de tensiones y mantiene buenas relaciones con Hamás.
"Turquía puede querer presentarse como mediador capaz de hablar a ambas partes, pero con posibilidades limitadas de éxito", señala la especialista de Oriente Medio.
Otro de los posibles mediadores podría ser Catar.
Este emirato del Golfo paga el salario de los funcionarios de la administración pública en la Franja de Gaza, gobernada por el movimiento islamista Hamás, recuerda Hasni Abidi.
"Doha financia la supervivencia de la Franja de Gaza de acuerdo con el Estado de Israel. Catar dispone de medios para influir en Hamás", señala Agnès Levallois.
Doha, citado a menudo como facilitador en la liberación de rehenes en la región, podría contribuir a los "esfuerzos conjuntos" con Egipto para restablecer la tranquilidad en Israel, estiman los expertos.