España inició una dura campaña hacia las legislativas del 28 de abril, cuando las encuestas predicen que ganarán los socialistas pero sin mayoría para gobernar y el partido de extrema derecha Vox irrumpirá con fuerza en el Parlamento.
"De hecho ya hemos ganado, ya no van a poder volver a meter el genio en la lámpara otra vez", se congratuló el líder de Vox, Santiago Abascal, al lanzar su campaña en la Plaza de Colón de Madrid la noche del jueves.
Arrancan dos semanas de intensa campaña para unas terceras elecciones en menos de cuatro años en España, objeto de una creciente fragmentación política desde que en 2015 quedara enterrado el bipartidismo.
Los partidos multiplicaban sus actos por todo el país antes del asueto por la Semana Santa.
Estas elecciones "son un plebiscito entre avanzar y retroceder" si regresa la derecha, clamó el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, la noche del jueves en un acto en Dos Hermanas, Andalucía (sur).
Lugar simbólico, Sánchez oficializó allí una improbable carrera que le permitió reconquistar en primarias en 2017 el liderazgo socialista que había perdido en una rebelión interna. En junio de 2018, este antiguo profesor de economía de 47 años llegó al poder mediante una moción de censura que destronó a Mariano Rajoy del conservador Partido Popular.
Muchos indecisos
"Si la derecha suma, se van a entender para hacer lo mismo que en Andalucía", advirtió Sánchez, en referencia al acuerdo entre PP, los liberales de Ciudadanos y Vox, que en enero sacó del poder a los socialistas de su feudo histórico.
"Lo fundamental que está pasando, más que una polarización es una rotunda división en dos bloques" de izquierda y derecha, apunta a la AFP Cristina Monge, politóloga de la Universidad de Zaragoza.
Conocedor de esta situación, Sánchez, quien participará solo en un debate televisivo, el 23 de abril, advierte de una "involución" en el país si se impone una mayoría conservadora.
Dicha posibilidad es descartada no obstante por varias encuestas, que una alianza de los tres partidos obtenga los 176 escaños --sobre 350-- necesarios para gobernar.
Un sondeo del público Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) divulgado el martes proyecta un triunfo del PSOE con un 30,2% de los votos (entre 123 y 138 diputados), y posibilidad de formar gobierno con la izquierda radical de Unidas Podemos (entre 33 y 41 escaños) y algún otro partido pequeño.
Estos números permitirían a Sánchez evitar depender de los independentistas catalanes, quienes luego de respaldarlo en la moción de censura se negaron, en un ambiente tenso por el juicio a 12 líderes separatistas en Madrid, a apoyar sus presupuestos, abocando al adelanto de las elecciones.
Pero la incertidumbre es grande y el resultado se muestra muy abierto: según el CIS, un 41,6% de los españoles que van a votar no han decidido aún por quién hacerlo.
"Si el debate se centra en torno al tema catalán, la derecha tiene el viento de cara, y si es en temas sociales es un escenario mucho más favorable a la izquierda", resume Cristina Monge.
La sorpresa Vox
La gran sorpresa puede darla Vox, un partido que denuncia la ley de violencia de género, rechaza la inmigración ilegal y en sus listas cuenta con exgenerales defensores de la dictadura franquista, encaminado a irrumpir por primera vez en el Parlamento español, con entre 29 y 37 diputados según el CIS.
A sabiendas de que una fragmentación de los electores en la derecha lo puede perjudicar, el PP pide unir el voto conservador bajo su formación, que según el CIS obtendría el peor resultado en décadas, con entre 66 y 76 escaños.
"El patriotismo es votar al PP porque es la única alternativa viable al PSOE", afirmó la noche del jueves su líder, Pablo Casado, líder del partido desde julio cuando sustituyó al desbancado Mariano Rajoy.
Casado aprovechó para fustigar a Sánchez, calificándolo de "peligro público" para España, advirtiendo de que podría volver a obtener los apoyos de los independentistas catalanes y de la izquierda separatista vasca, en el pasado próxima a ETA, que lo ayudaron a ganar la moción de censura.