España, cuyo intereses de la deuda se están disparando en los últimos días, transita por un camino peligroso que ha llevado ya a tres países de la zona euro a pedir rescate a Europa, aunque el país espera poder evitarlo una vez saneado su sector bancario.
"No hay nivel mágico a partir del cual un país cae", advierte Christian Parisot, economista de Aurel BGC, para quien "la situación de España es la misma en la forma, pero diferente en el fondo" de Grecia, Irlanda y Portugal.
Estos tres países están bajo un plan de rescate destinado a cubrir su financiación durante algunos años.
Todos recurrieron a la ayuda después de que los tipos de interés que les exigían los mercados a su deuda superara el 8%, un nivel que todavía está lejos en el caso de España.
Tras la victoria de la derecha proeuropea en Grecia, el epicentro de la crisis se ha desplazado a España. La situación se ha agravado en el mercado de la deuda donde se intercambian los títulos ya emitidos.
Las tasas de los bonos a 10 años superaron el lunes por primera vez el 7%, un récord desde la creación de la zona euro, mientras que la prima de riesgo, el diferencial que paga con respecto al bono alemán de referencia, ha llegado al récord de 5,89 puntos porcentuales.
"Es muy difícil prestar a España, dada la ausencia de respuesta clara en el plan europeo sobre la ayuda a los bancos", explica Christian Parisot, economista de Aurel BGC.
El martes por la mañana, el país realizó un emisión de deuda a corto plazo por la que tuvo que pagar altísimos intereses, y el jueves se sometará de nuevo a otro test en una emisión a mediano plazo.
El anuncio de un plan de ayuda europeo a los bancos españoles en dificultades crecientes, que puede alcanzar hasta 100.000 millones de euros, no ha bastado para tranquilizar a los mercados que se interrogan sobre las modalidades técnicas y la amplitud de la ayuda necesaria.
"La deuda española tiene cada vez menos compradores", recuerda Frederik Ducrozet, economista del Crédit Agricole CIB.
En particular, los bancos del país no pueden adquirir en masa deuda española como lo han hecho tras los recientes préstamos excepcionales del Banco Central Europeo (BCE) al sector bancario.
Por eso, los inversores temen que el país, en recesión, no pueda acceder a los mercados para financiarse, y verse finalmente abocado a un rescate.
Sin embargo, España puede evitar todavía la suerte de los tres países ayudados, ya que dispone de un potencial de crecimiento de la economía y una economía más diversificada que Grecia y Portugal, según los analistas.
Además, las dificultades de su sector bancario son inferiores en proporción al de Irlanda, por ejemplo.
"Por el momento, España puede sobrevivir algunos meses con tales intereses", dice Ducrozet. El país ya tiene cerca del 60% de sus necesidades de financiación del año cubiertas.
España puede todavía evitar lo peor si logra tranquilizar rápidamente sobre la situación de los bancos.
La esperanza del país reside a corto plazo en una ayuda del BCE que puede reactivar en cualquier momento su programa de compra de deuda pública.
De hecho, fue el BCE el que logró rebajar la tensión en noviembre de 2011 cuando las tasas de Italia superaron el 7%. Sin embargo, la institución monetaria puede paliar los males del país pero en ningún caso permitirle sanear la situación.
"El gran problema es que Europa no tiene los medios de permitirse un rescate del mismo tipo que el realizado para los otros países", subraya Jesús Castillo, economista de Natixis.
En el caso de España, la factura total puede elevarse a 400.000 millones de euros en el caso de tener que salvar a los bancos y cubrir las necesidades de financiación del país durante varios años.
Esta cantidad movilizaría una buena parte de los fondos actuales de rescate europeos, por lo que dada su capacidad actual, no les quedaría mucho más dinero para ayudar a otros países y tratar de poner un cortafuegos a la crisis de la zona euro.