No importa la hora de la madrugada en la que decida comenzar el viaje, siempre se encontrará con filas interminables de camiones transportadores de víveres, mercancía y cerca del 70 por ciento de la producción de petróleo del país, llenando el carril con su lento paso de menos de 30 kilómetros por hora.
Los viajeros, después de 90 kilómetros de recorrido que podría pasar de una hora y media a demorar entre cuatro y cinco horas, para completar el paseo, cuando se pasan el túnel que colinda con Bogotá, llegan al trancón fenomenal del ingreso.
Por el momento, cualquier bogotano que quiera ver un atardecer llanero puede madrugar para competir por la ruta con los 1.300 camiones que circulan a diario por la autopista y pagar un estimado de 40.000 pesos en peajes. O aprovechar la doble calzada existente hasta Tunja y aventurarse por las montañas de Sogamoso donde las luces pueden muy poco contra la neblina y el lodo.
Mientras se consolida la vía al llano por Boyacá, la salida o ingreso es un dolor de cabeza para los usuarios tradicionales, conductores de carga y turistas, el tránsito por la vía de Bogotá y Villavicencio.
Las constantes obras y problemas de fallas en la construcción de la vía, hacen que el recorrido demoré más de lo esperado y peor aun cuando se llaga a la capital.
El sector de Yomasa, donde confluyen la avenida Boyacá y la troncal Caracas, es el punto con alta accidentalidad y el problema de la intersección de dos vías principales. Se nota que hubo una falta de planeación porque llaga una vía amplia a una curva de dos carriles.
La vía alterna que se utiliza cuando se presentan problemas en el ingreso por la autopista a llano, es Juan Rey o antigua salida al llano, hoy entre Villa de los Alpes y Juan Rey. Allí, el transporte colectivo y de buses es interminable por los cráteres en la vía. Duran hasta quince minutos para salvar tanto norte como sur.
El principal acceso es por Calle 22 Sur, conocida como Avenida Primero de Mayo. Otros accesos son la Calle 11 Sur, la Carretera de Oriente, muy importante desde los barrios del suroriente de la ciudad y que conecta con la Vía al Llano, además por la Carrera Décima desde el sur, y por la prolongación de la avenida Circunvalar hacia el sur a través de los cerros por el barrio Vitelma.
Para los habitantes de la antigua vía al llano la única fórmula para que arreglen en algo los huecos es cuando no hay paso en la autopista.
Implementan acciones integrales
La Secretaría Distrital de Movilidad realiza Acciones Integrales de Movilidad, en la vía que comunica la Capital de la República con los Llanos Orientales.
Estas acciones están encaminadas a: promover y preservar la seguridad vial de los diferentes actores viales (peatón, conductor, ciclista, motociclistas y pasajeros), que se congregan en este punto de la ciudad y mejorar la movilidad.
La Secretaría Distrital de Movilidad, realizó una Auditoría de Seguridad Vial, en donde se llevó a cabo un diagnóstico de la condición del tránsito en la vía al Llano y las posibles soluciones a la situación en esta importante vía.
Los resultados de la Auditoría se enviaron al Ministerio de Transporte para que desde esta Entidad se tomen medidas frente al tránsito de transporte de carga y la reglamentación de la revisión-técnico mecánica para remolques y semi-remolques, el IDU, y algunas dependencias de la SDM, para que desde sus competencias atendieran las acciones propuestas de solución.
Producto de las recomendaciones de la Auditoría, se inició la implementación para mejorar e implementación de señalización vertical y horizontal.
Con el propósito de mejorar las condiciones de operación en la Autopista al Llano en el sector cruce de Yomasa (Carrera 1ª) y Calle 82 sur, se instalaron señales verticales de pedestal tipo reglamentario que indica la velocidad máxima en el sitio y que sirve para regular la velocidad de operación en este sector a 30Km/hora, en conjunto con pictogramas para cada carril de “VEL MAX 30”, elementos que fueron distribuidos espacialmente en el tramo de acuerdo con las condiciones de la vía.
En el sector de la Carrera 3 Este se implementaron dispositivos reductores de velocidad tipo logarítmico complementados con bandas sonoras tipo estoperol y en agregado.
También, ante la existencia de puntos no autorizados para cruce se instalaron hitos de forma preventiva para restringir la realización de maniobras inadecuadas por parte de los conductores.
En total para el sector Yomasa – Límite Urbano - se instalaron 130 señales nuevas, 68 correspondientes al tipo reglamentario para regular la velocidad (48 unidades de 30km/h y 20 unidades a 40 km/h). Adicionalmente, en la zona de aproximación a los semaforos se instalaron señales preventivas de aproximacion a cruces controlados con semáforo y en las curvas se complementó con señales verticales o “delineador de curva”.
En los sitios donde se cuenta con señal vertical que regula la velocidad máxima para transitar se complementó con pictogramas o señales horizontales de Velocidad Máxima para cada carril. También, para informar al usuario de la vía sobre las condiciones de operación se instalaron pasavías o pasacalles, adosados a los puentes peatonales, para informar al usuario sobre la necesidad de transitar con precaución y reducir la velocidad.
Asi mismo, se implementaron dispositivos para regular la velocidad en el sector de la Carrera 6 F Este, conformado por líneas logarítmicas acompañadas con tachas reflectivas.
Buscan caminos al Llano
Los Llanos Orientales, fueron lentamente poblados por hatos, haciendas, cofradías, asentamientos, misiones y poblaciones indígenas, que se comunicaban entre sí por caminos de herradura, ríos y caños.
La comunicación con el centro del Virreinato estuvo limitada siempre por las dificultades topográficas y climáticas, que representaba atravesar la Cordillera Oriental.
En 1750, el virrey Solís Folsh de Cardona inició la construcción del Camino de Cáqueza, que saliendo de Santa Fe pasaba por Cáqueza, Tibabuyes, atravesaba la cordillera por el Paso de Cabuya y bajaba a los Llanos, por San Martín.
Existían otros caminos, como el que atravesaba la cordillera por Paya, Pisba y terminaba en Labranza-grande, y que fue utilizado en 1819 por Bolívar en la campaña libertadora. Un tercer camino era el de Pore y Labranza grande, que era usado por los llaneros para el ganado hasta Tunja y de ahí al Socorro, Vélez y San Gil.
Este camino atravesaba la cordillera por el Páramo de Toquillo y era un paso bastante penoso, muy rocoso y rodeado de precipicios.
Un cuarto camino era el Camino de Medina, que unía Santa Fe con el Orinoco, por el río Meta; el camino de Mira flores, entre Tunja y el río Upía; el Camino de Chita-Labranza grande, que comunicaba el Valle de Sogamoso con Casanare; el Camino de Labateca, entre Pamplona y Apure y por último el Camino de San José, que iba del Valle de Cúcuta hasta el Bajo Zulia.
Todos los caminos desde Santa Fe hacia los Llanos cumplían con el trayecto Santa Fe de Bogotá - Tunja, que pasaba por las poblaciones de Chía, Sopó, Chocontá, en donde terminaba la Gobernación de Cundinamarca, la Parroquia de Santa Bárbara de Hato viejo, Tierra Negra o Alto de Los Arrayanes y Venta quemada. El camino tenía una extensión de 27.5 leguas y según Alejandro Humboldt en 1804 se empleaban 27 horas y 24 minutos en recorrerlo. Década tras década se han mejorado la vía que era por el barrio Juan Rey.
Por estos tiempos
La nueva perimetral que conectará con el Llano con la capital tendría una pendiente del 14 por ciento lo cual dificulta la movilidad por la baja velocidad de camiones y tractomulas.
La carretera de Bogotá a Villavicencio es digna de relatos legendarios de abuelos estrenando carro, mientras los hijos veían los precipicios de la ruta como un gran parque de diversiones, donde el miedo era más continuo y más real. La tragedia de Quebrada Blanca a comienzos de los años setenta marcó una especie de despertar.
Esa trocha ya hace parte del pasado y se jubiló con la inauguración de los viaductos, una nueva vía y el túnel Misael Pastrana Borrero que acortó el viaje y les permitió a los vehículos recorrer 89 kilómetros en hora y media, aunque en la teoría, no en la realidad.
Desde este momento la histórica antigua vía al llano, por el Juan Rey, comenzó su deterioro hasta el punto que hoy está destrozada.
Los primeros túneles inaugurados en 1998 se quedaron pequeños y se necesita urgente una vía doble calzada digna de los peajes que se cobran en la carretera, los más caros del país y posiblemente del mundo, y que convierta uno de los caminos con mayor índice de accidental del país en una verdadera autopista.
Por esta razón, el Gobierno anunció la terminación de la doble calzada hasta Villavicencio compuesta por al menos 41 puentes y que disminuirá el tiempo de traslado en al menos 25 minutos, además se habilitará la vía Yopal-Sogamoso lo que permitirá una conexión entre Boyacá y el Meta sin tener que pasar por Bogotá.
La concesión de la autopista al Llano se le otorgó a Coviandes, firma que construirá unos 27 kilómetros de carretera nueva, donde incluso tendrá que alzar 19 túneles nuevos. Las obras costarán un total de dos billones de pesos y deben entregarse en su totalidad para el 2017. Esta vía quitaría la presión del trancón en el sector de Yomasa.
Para el gobierno nacional la perimetral será una realidad que conectará los Llanos Orientales con el centro del país y con la Costa, su trazado descongestionará el sur de Bogotá de los vehículos que vienen de Villavicencio. El tráfico va a darle la vuelta a Bogotá y llegará a la Autopista Norte.