Indulto a Fujimori divide al Perú | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Martes, 16 de Mayo de 2017
Pablo Uribe Ruan

Perú aún no olvida al expresidente Alberto Fujimori (1990-2000). Las heridas vuelven y se abren, no cicatrizan. Preso en una cárcel al noroeste de Lima, el exdirigente político nuevamente encendió la polémica al conocerse que podría ser indultado por Pedro Pablo Kuczynski (PPK), tras enfrentar un complejo cuadro de salud. 

“Mientras muchos opinan... la única realidad es que solo muriendo o estando en fase terminal podría salir en libertad”, escribió Fujimori desde su celda del penal de la Diroes, el 8 de mayo, en medio de la controversia que ha generado su posible indulto. 

Al conocer la supuesta intención de Kuczynski, el Congreso abrió el debate, que parecía culminar dos días después cuando la Comisión de Justicia del Congreso decidió archivar el proyecto de ley del senador Roberto Vieira, quien buscaba beneficiar al expresidente con prisión domiciliaria. 

Hasta ahí, todo parecía un intento más -de cuatro- en los que se ha buscado beneficiar a Fujimori. Pero la coyuntura se ha vuelto más compleja con el paso de los días. Esta semana, una encuesta publicada por El Comercio de Lima demostró que el 59% de los peruanos están de acuerdo con el indulto a Fujimori. El debate volvió de nuevo. 

Indulto, un tema cotidiano 

Alberto Fujimori fue condenado a 25 años de prisión tras ser declarado culpable en calidad de autor mediato por los delitos de homicidio calificado, lesiones graves y secuestros, en las masacres de Barrios Altos -hito de la jurisprudencia de la CIDH-, la Cantuta y el secuestro del empresario Samuel Dyer y el periodista Gustavo Gorriti.

También se le imputaron los delitos de peculado, corrupción y usurpación de funciones por la Sala Especial de la Corte Suprema. 

En cumplimiento de la sentencia, fue enviado a prisión en 2015, bajo extremas medidas de seguridad. Seguidores suyos, ex presidentes y senadores en reiteradas oportunidades han pedido el indulto por diferentes motivos. 

La primera vez, en 2011, Alan García le solicitó a Ollanta Humala, presidente entrante en aquel entonces, que estudiara el indulto Fujimori. Pero la respuesta fue un contundente no. Sin embargo, el mismo Humala, en 2012, le sugirió a la familia del expresidente que solicitara un “indulto humanitario”, que después de un año fue negado por el mismo mandatario. 

No pasaron dos años y el tema volvió a ser parte de la agenda política. La senadora fujimorista, Leyla Chihuán, presentó un proyecto de ley en el que se buscaba que personas mayores de 75 años pudieran tener prisión domiciliaria. Pero se cayó en el Congreso. Al igual que el proyecto presentado por Vieira hace un mes, que buscaba lo mismo, pero fue rechazado por la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso. 

Prohibición

En Perú el indulto está prohibido para el terrorismo, el narcotráfico, asesinato agravado y secuestro agravado, por una ley presentada por Alan García que contó con votos del partido del expresidente.  

De esos delitos no indultables, Fujimori es culpable por homicidio agravado y secuestro agravado, lo que implica que, de acuerdo a la ley, no puede ser objeto de esta figura extraordinaria, salvo que otra ley permita que, al menos, tenga la posibilidad de cumplir su pena bajo la modalidad de arresto domiciliario. A eso es a lo que le apuesta. 

A nivel internacional, existe un consenso mayoritario –casi unánime- que no permite amnistiar crímenes de lesa humanidad, por los cuales ha sido culpado Fujimori. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha dicho en los casos de Barrios Altos y La Cantuta, en Perú, que las graves violaciones de Derechos Humanos deben ser punibles y sus autores deben cumplir las penas impuestas. 

Sus seguidores han pedido el arresto domiciliario por razones “humanitarias”

El caso Barrios Altos ha marcado un antes y un después en el tribunal. En 1991, en este barrio cerca a  Lima, el “Grupo Colina” (conformado por miembros de las Fuerzas Armadas), mató a quince personas, por ser presuntos guerrilleros del “Sendero Luminoso”. A partir de este fallo, la CIDH ha desarrollado su línea jurisprudencial sobre violaciones cometidas por gobiernos en asocio o no con grupos paramilitares.

Fujimori, igualmente, no podría quedar en libertad, así el gobierno peruano –hipotéticamente- quisiera desconocer el precedente de la CIDH, ya que la Corte Suprema de Chile lo ha pedido en extradición por el caso Pativilca, del que se espera un nuevo juicio. 

Existe, a pesar de lo anterior, una posibilidad que si bien enfrentaría problemas a nivel internacional, podría ser el único camino que le queda al expresidente: el indulto humanitario. Contemplada en la ley peruana, esta modalidad permite que personas con enfermedades terminales o graves condiciones carcelarias puedan ser indultadas o soliciten casa por cárcel. 

Fujimori, en reiteradas ocasiones, ha intentado demostrar su grave estado de salud. Hace unos años intentó decir que tenía cáncer, pero finalmente se descubrió que no padecía la enfermedad. Ahora, ha dicho en su Twitter que “el riesgo latente que corro en cárcel de sufrir isquemia, infarto cerebral y hemiplejia por las continuas crisis hipertensivas” el 8 de mayo. 

¿Y, entonces, qué pasará?

El último proyecto de ley que buscaba el indulto de Fujimori por razones de edad: 75 años, fue descartado. La responsabilidad de amnistiar al expresidente parece quedar, exclusivamente, en manos del Ejecutivo, que ha hablado de “voltear la página” y “estamos estudiando el tema”. 

¿Le concederá Kuczynski la amnistía? El Presidente está en una encrucijada. Le conviene, por un lado, limar las asperezas políticas con el fujimorismo, tras las elecciones presidenciales del año pasado. Aunque algunos dicen que dentro de la misma colectividad existen quienes no quieren que Fujimori salga de la cárcel. Incluso, se rumora que la misma Keiko piensa así. 

Keiko se ha convertido en la referente del fujimorismo y se especula que con la salida de su padre perdería el poder que ha ganado luego de ser candidata presidencial y salir derrotada por poco en las elecciones. Esta versión, sin embargo, es calificada por algunos como mentirosa y mezquina, al tratarse de su propia hija. La política no se ha pronunciado al respecto. 

Kuczynski, por el otro lado, en caso de que indulte a Fujimori, dejaría un vacío muy grande a nivel jurídico y sería objeto de duras críticas en la comunidad internacional, que no le caería nada bien. En el año y medio que lleva en el poder, el presidente peruano siempre ha defendido la estabilidad y la democracia, lo que se contradeciría con esta decisión.