El primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, anunció este miércoles la dimisión de su gobierno, después de diez días de manifestaciones contra la pobreza en este país de la Unión Europea, donde probablemente se celebrarán elecciones en primavera.
"Tenemos dignidad y honor. Es el pueblo el que nos confió el poder, hoy se lo devolvemos", declaró Borisov, precisando que no participará en un gobierno interino antes de las elecciones legislativas.
Como la celebración de estos comicios ya estaba prevista para julio, la renuncia del actual gobierno, apoyado principalmente por el partido de centroderecha GERB, sólo adelantaría la fecha algunas semanas.
"No participaré en un gobierno en el que la policía golpea a la gente y en el que las amenazas de protestas sustituyen el debate político", añadió Borisov.
La tensión se había agravado en las últimas horas. En Sofía, 28 personas, entre ellas cinco policías, resultaron heridas el martes y el miércoles.
Un joven búlgaro se inmoló con fuego el miércoles por la mañana frente al ayuntamiento de Varna (este). El hombre de 36 años fue hospitalizado en estado crítico, con un 80% de quemaduras, según un portavoz del hospital local.
Otro joven búlgaro se quemó vivo el martes en Veliko Tarnovo (centro), en un paso peatonal, y murió por la gravedad de las heridas. La policía afirmó que padecía trastornos psíquicos.
Hasta el martes Borisov no había tomado posición ante las reivindicaciones de los manifestantes, tras lo cual prometió bajar 8% el precio de la electricidad en marzo e inició gestiones para retirarle la licencia a una de las sociedades extranjeras de distribución de energía, la checa CEZ.
Además, el parlamento tenía previsto pronunciarse este miércoles sobre la introducción de modificaciones en el gabinete de gobierno.
"Hicimos todo lo que pudimos para responder a las manifestaciones", declaró Borisov. "No puedo mirar el Puente de las Águilas ensangrentado", agregó, refiriéndose al lugar de Sofía donde se registraron violentos enfrentamientos.
El analista Tsvetozar Tomov, del Instituto de Sociología Scala subraya que, pese a su estabilidad macroeconómica, Bulgaria, que empezó a aplicar una política de austeridad en 1997, se ha quedado sin reservas financieras.
"El tesoro está vacío, se ha vuelto imposible evitar un préstamo", afirmó.
Bulgaria tiene un déficit de sólo 1,4% y una deuda pública de sólo 17%, pero la deuda de las empresas alcanza el 227% del PIB.
El desempleo, que afecta principalmente a los jóvenes, es de 11,9%.
Además, "la pobreza de quienes trabajan es uno de los principales factores de descontento", en un país en el que el salario mínimo no llega a los 350 euros, declaró el politólogo de Gallup Jivko Gueorguiev.
Bulgaria, que ingresó en la UE en 2007, es el país más pobre de la Unión./AFP