La inteligencia artificial está sobrepasando los límites de la imaginación humana. Sin duda es una herramienta muy positiva para optimizar procesos, pero puede llegar a ser perjudicial

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¿QUÉ PASARÍA si un robot pudiera leer la mente de una persona? ¿Puede algo conocernos mejor que nosotros mismos? Estas y muchas otras preguntas surgen al momento de pensar en Inteligencia Artificial (IA). Hoy en día robots o máquinas que pueden casi igualar al ser humano están tomando cada vez más relevancia en el mundo de la tecnología. Controladas por algoritmos con un gran número de datos que describen una tarea a la perfección, estas máquinas ya están funcionando en diferentes áreas y han generado posiciones diversas al respecto.

Entre los mayores conocedores de la IA están Nick Bostron y Yuval Harari, quienes han advertido sobre los posibles riesgos que traería depender y vivir en un mundo robotizado. Harari ha declarado que el hecho de que las máquinas tengan igual o más capacidades que el ser humano, puede generar consecuencias a nivel político, económico y social. Uno de los puntos más interesantes que menciona es que las personas hoy en día confían más en Google o en un algoritmo que en sí mismos y esto abre la posibilidad para que las personas dejen de tomar decisiones por cuenta propia. Resalta que “vamos a ascender a los Homo Sapiens antes de realmente entender las capacidades completas del Homo Sapiens”.

Un estudio concluyó que para el 2030 800 millones de trabajadores a nivel mundial serán reemplazados por robots. Si bien este panorama puede parecer desalentador, hay expertos que aseguran que los robots eliminarán algunos trabajos mecánicos y repetitivos para dar paso a algunos con mayor valor agregado. Andrés Oppenheimer, en su libro “Sálvese quien pueda”, presenta algunas conversaciones con personas de diferentes campos para conocer los cambios que ya se perciben en cada uno por causa de la tecnología. Sin embargo, asegura que “la manera inteligente de verlo es no asustarse, sino anticiparse”.

La AI en Colombia

La inteligencia artificial, utilizada en medidas proporciones, puede traer grandes beneficios para los seres humanos. Aunque todavía es incipiente en Colombia, ejemplos importantes pueden resaltarse de la implementación de esta tecnología. En mayo 22 de 2018 se abrió el Primer Centro de Excelencia de Inteligencia Artificial en Colombia, resultado de un acuerdo entre Ruta N en Medellín y el Instituto de Automatización de Procesos e Inteligencia Artificial (IRPA AI), de Estados Unidos.

Este centro permitirá generar innovación en el campo de la IA, automatizar procesos, impulsar startups en este campo, desarrollo de investigación y atraer nueva inversión extranjera a la ciudad. Aun más, generar impulso a la economía local y desarrollo, permitiendo a empresas colombianas a generar más ventajas competitivas.

En 2017, Bogotá fue el epicentro de una reunión de la plataforma City.AI que reúne a diferentes ciudades del mundo que estén innovando o quieran incursionar en el mundo de la inteligencia artificial. En este evento se mostró una de las innovaciones más destacables llamada “1DOC3”, un portal colombiano de consultas médicas gratuitas y anónimas que nace de la necesidad de las personas por conocer un término médico o una dolencia. Parte de la información de expertos en la materia que se ha ido recolectando, para generar la base de datos que hace funcionar la IA mediante la cual actúa la plataforma.

Los emprendimientos se consolidan como el nicho en el cual la inteligencia artificial puede surgir y abordar necesidades reales de la población. La IA puede ser muy útil para optimizar procesos en Colombia en el campo jurídico con el fin de emitir resultados en menor tiempo. Mediante el Big Data, por ejemplo, mejorar los procesos administrativos en el sector público. En el campo de medicina, finanzas y en general todos los que manejan una cantidad significativa de información, se puede hacer uso de la IA para hacer más ágiles los procesos y generar mejores resultados.

Oportunidad con mesura

América Latina es una región con gran potencial y oportunidad para el desarrollo de la inteligencia artificial. Grandes vacíos y rezagos en materia tecnológica permitirán que la IA sea implementada para hacer más eficientes procesos en agricultura, sector público, minería, salud y seguridad. La productividad generaría un incremento en la economía, así lo demuestra el Foro Económico Mundial en un estudio de cinco países de la región en el cual se evidencia que la IA podría incrementar casi un punto porcentual el crecimiento económico a 2035.

Para ello será necesario promover la educación universitaria con el fin de formar personas con capacidades para abordar estas nuevas tareas tecnológicas. También será necesario tener mente abierta y flexibilidad sobre las nuevas oportunidades que pueden chocar con las tendencias que se venían manejando, al igual que implementar leyes y regulaciones en la materia.

Este control es importante en la medida en que los robots y las máquinas pueden ser muy útiles para la eficiencia humana, pero si se avanza deliberadamente, se pueden sobrepasar aquellos límites entre lo que se decide transmitir al robot y lo que aún puede continuar haciendo una persona. Harari dice que como la IA no tiene emociones ni un cuerpo, toma decisiones con base en los datos suministrados y no está influenciado por una emoción que puede generar un error. Pero, ¿dónde queda el lado humano de equivocarse?