Las autoridades noruegas y los jóvenes laboristas homenajearon a las víctimas de Anders Behring Breivik, quien perpetró dos ataques el 22 de julio de 2011, dejando 77 muertos.
"Llevamos una pesada carga, pero seguimos de pie", declaró el líder de las Juventudes Laboristas, Eskil Pedersen, ante unos mil jóvenes, entre los que había supervivientes de la matanza llevada cabo por Breivik en la isla de Utoya, a unos 40 kilómetros de Oslo.
"Se llevó algunas de nuestras más bonitas rosas, pero no pudo detener la primavera", agregó, durante la ceremonia que tenía lugar en dicha isla.
El 22 de julio de 2011, Breivik dejó una camioneta con casi una tonelada de explosivos en Oslo, delante de la torre de 17 plantas de dependencias oficiales, donde están entre otras la oficina del primer ministro, que en ese momento se encontraba en su residencia oficial.
Tras este atentado, que dejó ocho muertos, Breivik se dirigió a Utoya y empezó a disparar contra los jóvenes que participaban en una reunión de las juventudes laboristas.
Murieron 69 personas, en su mayoría adolescentes.
Breivik, de 33 años, dijo haber cometido los ataques para proteger al país de la "invasión musulmana" y explicó que atacó a los laboristas por su política de inmigración favorable al multiculturalismo.
"El objetivo de la bomba y las balas era cambiar Noruega. El pueblo noruego ha respondido aferrándose a nuestros valores. El asesino ha fracasado, el pueblo ha ganado", declaró por su parte el primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, durante una ceremonia en Oslo para conmemorar el primer aniversario de esos atentados.
Stoltenberg, también laborista, inauguró las ceremonias conmemorativas depositando un ramo de flores cerca del lugar donde se produjo la explosión.
El barrio de los ministerios se abrió completamente a la circulación la semana pasada, tras la limpieza de más de 4.300 toneladas de escombros, lo que ha supuesto un coste de más de 300 millones de coronas (unos 41 millones de euros).
"En las horas y los días que siguieron al 22 de julio del año pasado, fuimos una Nación, unidos primero en la conmoción y la desesperación y después en la defensa inquebrantable de la humanidad y la diversidad", subrayó Stoltenberg.