Una tendencia a establecer monopolios en el negocio de la gasolina, fue denunciada ayer en el Congreso de la República. En efecto, el senador Jorge Enrique Robledo, expresó que el negocio con la gasolina “es un mercado oligopólico con tendencia al monopolio. Esto se explica por el poder de los mayoristas, donde solo 3 controlan alrededor del 80% del mercado y estos se imponen sobre los minoristas a través de una figura contractual, definida por el Gobierno, que es el abanderamiento. Antes de 2005 existía la bandera, pero no era obligatoria y los contratos de suministro entre minoristas y mayoristas eran de corta duración (6 meses o incluso menos)”.
Así mismo, explicó que “en el sector rige una combinación entre la libertad vigilada y la regulada, donde el Estado pone un precio de referencia: un sistema de precios máximos y hacia abajo son posibles los descuentos, lo cual abre paso a que quienes tienen mayor músculo financiero o estén integrados, puedan establecer una política de subsidios cruzados”.
Bajo este concepto, la libertad regulada corresponde a la autoridad que fija los criterios para que los agentes determinen o modifiquen los precios máximos del combustible, pero los agentes pueden cobrar un precio menor, de acuerdo con sus eficiencias (la eficiencia, fundamentalmente proviene de la estructura de costos de cada operador).
En esta medida, en las principales 25 ciudades del país (Bogotá, Cali, Barranquilla, Medellín, Soacha, Bucaramanga, etc.) rige la libertad vigilada para el margen minorista, es decir, este puede ser determinado libremente por el distribuidor de acuerdo con la “competencia” del mercado.
De igual modo, se mencionó que Terpel es el principal distribuidor de lubricantes y combustibles a grandes consumidores como Carbones del Cerrejón, la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo. Este negocio representa más de dos millones de galones de lubricantes y 120 millones de galones de combustible al año. Pasó, en 2015, de 25 a 188 clientes de entidades oficiales a nivel centralizado en tres años. Ganó la licitación para replicar el modelo de Colombia Compra Eficiente a 17 ciudades, lo que representa la entrada de 35 nuevos clientes de entidades oficiales.
Terpel domina el 78.5% del combustible para aviación. Vende 322.000 millones de galones. Mientras superó ventas en 2015 por $13.3 billones. Su línea de negocio de GNV mantuvo en 2015 su participación de mercado en 46.1%. En el segmento de lubricantes se llegó a un volumen de ventas de 8.600 millones de galones.
De igual modo, en la región suroriental de nuestro país, adquirió seis plantas en los antiguos territorios nacionales convirtiéndose en el principal actor de esa zona. También opera la planta de Tocancipá, la más grande del país, propiedad de Cenit.
El problema
Las empresas integradas verticalmente compran empresas separadas dentro de su cadena de suministros para controlar todo el proceso. Por ejemplo, la cadena de suministros de una estación de gasolina incluiría a los perforadores de petróleo, las refinerías y los camioneros que entregan combustible a la estación de gas.
“La integración vertical constituye un problema, pues se pueden generar subsidios cruzados entre los actores que operan en dos segmentos de mercado”, advierte Robledo:
“Algunas empresas mayoristas como Exxon Mobil, Terpel, Petromil, BR, Brío, Biomax, entre otras, alcanza márgenes de ganancia óptimos, en muchos casos parte de ese margen de ganancia de los mayoristas se lo ceden a las empresas de grandes capitales que tienen estaciones de distribución y que les compran grandes cantidades de combustible -entre tres y seis millones de galones” (SIC, 2012).