Grecia y la "troika" de acreedores de Atenas (UE, FMI y BCE) trabajan "día y noche", pero aún tienen "camino por recorrer", indicó ayer una fuente gubernamental griega.
Los inspectores de las cuentas griegas enviados por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional iniciaron el viernes una serie de encuentros entre bastidores en Atenas.
La "troika" está presionando al gobierno griego para que cierre un paquete de recortes bianual y cumpla así una condición indispensable para seguir recibiendo asistencia financiera.
"Aún tenemos camino por recorrer. No concluimos nada, mantuvimos una conversación general", indicó la fuente gubernamental griega en las últimas horas de la tarde de ayer, tras un encuentro de representantes de la "troika" con el ministro de Finanzas Yannis Sturnaras.
Se trata de intentar precisar las medidas económicas que permitan recortar 11.500 millones de euros en 2013 y 2014, a cambio de un rescate financiero, pero el gobierno tiene dificultades para lograrlo, ya que estas medidas, que conllevarán nuevos sacrificios para la población, provocan desacuerdos dentro de la coalición gubernamental formada en junio.
Según la fuente gubernamental, la troika dijo tener "reservas" sobre ciertos aspectos del anteproyecto griego que prevé nuevos recortes en los sueldos del sector público, una reducción de los gastos sociales y de salud y nuevas disminuciones de pensiones.
Antes del encuentro, medios griegos estimaron que la troika considera que aún faltan recortes por unos 2.000 millones de euros, por lo cual desea que se despidan funcionarios, algo que Atenas se niega a hacer.
Tras el encuentro, el representante del FMI, Poul Thomsen, calificó de "buena" la reunión. "Trabajamos día y noche", dijo por su parte Kurt Masuch (BCE).
Para intentar superar esos desacuerdos, el primer ministro conservador Antonis Samaras se reunió a las 16H00 GMT con sus aliados, el socialista Evangelos Venizelos y el dirigente de izquierda moderada Fotis Kuvelis.
Los socios y acreedores también presionan para que se reprima más el fraude fiscal, se aceleren las privatizaciones y se siga liberalizando el mercado laboral.
"La clave es que el gobierno restablezca su credibilidad (...) e implemente las necesarias reformas estructurales", indicó por su parte el presidente de la UE, Herman Van Rompuy, en una entrevista publicada ayer por el semanario To Vima.
Samaras recordó el sábado que la zona euro y el FMI supeditan la asistencia financiera a las medidas adoptadas por el país y se fijó como prioridad obtener "un informe positivo" de la troika sobre los esfuerzos para sanear el erario público.
El gobierno espera obtener dicho informe en octubre, cuando presente su nuevo plan al parlamento, lo cual le brindaría más argumentos para lograr que se tome en consideración su pedido de alargar el plazo dos años más, o sea hasta 2016, para implementar el ajuste presupuestario.
En este contexto, la jefa de gobierno de Alemania, Angela Merkel, parece más dispuesta que antes a aceptar que se adapte el programa griego, según el semanario alemán Spiegel. El ministro de Finanzas francés, Pierre Moscovici, quien viajará a Atenas el jueves, también parece dispuesto a aceptarlo.
Por su parte, más de 12.000 manifestantes salieron a las calles este sábado por la noche en Salónica (norte) para protestar contra las nuevas medidas de austeridad reclamadas a Grecia.
Los manifestantes denunciaron la intensificación de la austeridad, tras más de dos años de recortes que hicieron caer el nivel de vida un 35%, según reconoció el propio gobierno, e hicieron estallar el índice de desempleo, que afecta a casi un cuarto de la población activa.