Hoy las salas de cine de seis ciudades del país estarán vestidas de arte, presentan una visita guiada a la exposición estrenada a finales del año pasado en la National Gallery de Londres, sobre uno de los artistas más célebres de España, Francisco de Goya. “Goya. Un espectáculo de carne y hueso” reúne los retratos más destacados del artista procedentes de colecciones públicas y privadas de distintos países, entre pinturas, dibujos y miniaturas. Retratos de personas extraordinarias vistas desde los ojos de un artista extraordinario que hoy es considerado padre del arte moderno.
Exposición que hizo historia
Los retratos exhibidos en la Galería Nacional de Londres cobran vida con la voz del curador Xavier Bray, quien presenta a un Goya con una visión aguda de la historia y a un ácido crítico de la sociedad en su época. Influido por Rembrandt y Velázquez, Goya exploró un nuevo realismo que no intentó halagar y en el cual revelaba sin reparos lo que veía física y psicológicamente. Esto no le impidió recibir encargos de personajes ilustres y poderosos que buscaban el prestigio de ser retratados por uno de los mejores artistas de su momento.
En total son 70 de los 150 retratos que completó en sus 82 años de vida. Retratos sorprendentes e implacables que demuestran su acercamiento poco convencional y una notable habilidad en pintar la personalidad de sus modelos. La familia real, aristócratas, políticos, y amigos cercanos fueron protagonistas de sus brillantes aproximaciones al modernismo que capturaban la rápida evolución de su expresión, gestos y emoción.
El inmortal retrato de “Fernando VII”, su melancólico registro de “Antonia Zárate”, el polémico “Retrato de Isabel de Porcel”, la irónica figura de “El conde de Floridablanca” o el impactante “Autorretrato con el Doctor Arteaga” donde él se pintó agonizante, se mezclan con otros nunca antes expuestos al público como el imponente retrato del entonces secretario de estado “Francisco de Saavedra” prestado por la Coutauld Gallery, el del historiador “Gaspar Melchor de Jovellanos” o el ‘revelador’ retrato de “La Duquesa de Alba” -por el cual se especuló que fue amante de Goya - prestado por la Hispanic Society de Nueva York.
Sin embargo, esta muestra nos hace testigos de dos inusuales préstamos que tuvo la exposición: los lienzos “Carlos IV en vestido de la caza” y “María Luisa lleva un mantilla”, ambos pintados en 1799 y hoy Patrimonio Nacional en España ubicados en los apartamentos que conducen a la sala del trono, donde los dignatarios extranjeros son recibidos por el actual rey de España. Esta fue la segunda vez que las pinturas salieron de España, pues debido a la fragilidad de las obras, los dos retratos no habían abandonado el palacio durante dos décadas.
De Londres a Madrid y otros lugares de España
Esta visita guiada ofrece silla preferencial a un viaje alucinante que traspasa los muros de Trafalgar Square en Londres y abre las puertas del Museo Nacional del Prado en Madrid para mostrar algunas de las obras más significativas de Goya no exhibidas en la capital británica como “La familia de Carlos IV”, de la que se destaca "su relación con la nobleza española y su gran comprensión de la misma en el contexto político y social de finales del siglo XVIII".
De la mano de José Manuel Matilla, historiador de la Pinacoteca Española, accederemos al cuaderno de notas de Goya, realizado en Italia entre 1769 y 1771 y redescubierto en 1993, que se esconde en los sótanos de El Prado debido a su extrema fragilidad. En esos papeles, el espectador podrá apreciar el caos creativo de Goya: sus páginas mezclan trucos para elaborar pigmentos, saldos de cuentas bancarias y listas de tareas con numerosos bocetos de sus obras más relevantes. Íntimos momentos de reflexión que permiten conocer más la forma de ser y de pensar de Goya y la influencia que el arte italiano ejerció sobre él. Y en el pasaje a sus Pinturas Negras también encontraremos interpretaciones reveladoras y algunas curiosidades personales del artista, como su gusto por las salchichas o su definición del día perfecto: ir de caza con su amigo Martín Zapater y al regreso disfrutar de un gran tazón de chocolate caliente.