La policía turca detuvo a más de 30 personas, entre ellas varios hijos de ministros, en el marco de un presunto caso de corrupción, una operación judicial que ahonda las divisiones entre el poder y una importante cofradía musulmana.
Al amanecer, agentes de la dirección de finanzas de la seguridad nacional efectuaron redadas en diferentes barrios de Ankara y Estambul y detuvieron a 37 personas.
Los detenidos son sospechosos de corrupción activa, blanqueo de dinero y fraude en licitaciones públicas para la construcción de viviendas sociales de la Agencia gubernamental de Promoción de la Vivienda (Toki), indicó la cadena de televisión CNN-Türk.
El gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu, confirmó a los periodistas que "se está llevando a cabo una operación judicial", sin dar más detalles.
La policía se negó a comentar estas informaciones y a primera hora de la tarde los responsables gubernamentales no habían realizado ninguna declaración sobre esta operación policial.
Entre las personas que están siendo interrogadas por las autoridades judiciales figuran los hijos del ministro del Interior y del de Economía y Urbanismo, miembros del partido islamista moderado Justicia y Desarrollo (AKP), en el poder desde 2002, precisa la agencia Dogan.
El director general del gran banco público Halkbankasi, Süleyman Aslan, y varios empresarios del sector de la construcción también fueron detenidos, añadió la agencia.
Los policías arrestaron al alcalde del AKP del distrito de Fatih (Estambul) y registraron la sede del grupo Agaoglu en esta ciudad, propiedad del magnate de la construcción y las obras públicas Ali Agaoglu, según cadenas de televisión.
Pese a una represión creciente y una legislación más dura, la corrupción en Turquía sigue siendo crónica, sobre todo en la construcción, que registró un auge espectacular en los últimos años bajo el poder del AKP.
Según observadores políticos, esta redada en círculos cercanos al gobierno está relacionada con una lucha de poder entre el partido gubernamental del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, y una poderosa cofradía musulmana, otrora aliados.
La justicia y la policía tienen fama de estar controladas por la cofradía del imán Fethullah Gülen, jefe espiritual del movimiento Hizmet y residente en Estados Unidos desde 1999.
Erdogan dijo este martes que su régimen no cederá a las "amenazas", durante un discurso pronunciado ante miles de simpatizantes en Konya, un bastión islamista del centro de Turquía.
"Nadie puede tendernos una trampa y proceder a operaciones" de desestabilización, insistió Erdogan en unas declaraciones que se percibieron como dirigidas a los simpatizantes de Gülen, aunque no comentó la operación policial.
El jefe del gobierno invitó a sus detractores a desafiar a su régimen en las elecciones municipales del mes de marzo, sin recurrir a "artimañas".
Ambos bandos tienen las espadas en alto desde que el AKP decidió en noviembre cerrar muchos centros de apoyo escolar, una importante fuente de ingresos para la cofradía que se habían convertido en una institución paralela en Turquía.
A principios de diciembre, el gobierno decidió aplazar el cierre hasta 2015, pero esto no disminuyó la tensión.
Según los analistas, la dirección del AKP querría hacer pagar a la cofradía sus críticas contra el gobierno, especialmente las de Gülen sobre los excesos de la represión policial durante la revuelta antigubernamental que sacudió Turquía el verano pasado./AFP