ENTRE TANTAS historias de migrantes latinoamericanos en los Estados Unidos en busca de una mejor calidad de vida, surge la de Pilar Rubio, una destacada abogada tributaria nacida en Bogotá, que vio en la ciudad de Miami (Florida) la oportunidad de desarrollarse como mujer y profesional, cumpliendo así con su tan anhelado “sueño americano”.
La de ella puede ser una de las pocas historias felices que destacan en medio de la coyuntura noticiosa de los últimos meses, que vincula a cientos de miles de personas –entre ellas colombianos, venezolanos, cubanos, mexicanos y ecuatorianos en su gran mayoría– que deben soportar maltratos y humillaciones al entrar al país norteamericano.
Es que Pilar Rubio, destacándose como una gran profesional en leyes, ha figurado en la revista "Brickell" como una de las 20 mejores profesionales menores de 40 años. Posteriormente fue reconocida por sus propios compañeros y colegas para una nominación a la categoría Best Lawyer: Ones To Watch por una publicación regional e internacional conocida como "Best Lawyers".
Diez años lleva ejerciendo en los Estados Unidos, ocupándose de las necesidades tanto de personas de alto poder adquisitivo, como de familias transfronterizas.
Su experiencia incluye asesorías sobre fideicomisos nacionales e internacionales y planificación patrimonial, planificación previa a la inmigración, planificación de expatriación, informes y cumplimiento internacional, cumplimiento voluntario en el extranjero y adquisición, mantenimiento y venta de bienes raíces en los Estados Unidos por parte de extranjeros.
Además, su destacado desempeño en el mundo del derecho le ha servido para convertirse en oradora en ‘Overseas Property Professionals’ en la ciudad de Londres, donde destacó temas como "Oportunidades a través de la emigración" y "Oportunidades en EE. UU. y Canadá: ¿caliente o sobrecalentado?".
La historia
Su pasión por las leyes nace desde que era niña, justo cuando veía una telenovela. “Me acuerdo una vez que estaba viendo una novela y había una señora que era abogada y elegante, y dije ‘yo quiero ser así’. Realmente desde ese momento me quedó en la mente ser abogada. Y después entré a estudiar para trabajar como corredora de bienes inmuebles. Cuando estaba trabajando como corredora de bienes inmuebles, dije 'me está yendo muy bien, pero en realidad lo que siempre quise es ser abogada', entonces ahí fue cuando empecé a estudiar. Fue un largo camino de más de ocho años de estudio, pero logré sacar adelante mi carrera como abogada”, dijo.
Aun con título en mano, permanecer en Colombia no era para Rubio una opción. La inseguridad la llevó a tomar la difícil decisión de partir de su tierra natal con rumbo a los Estados Unidos hace 24 años. Tiempo después, descubriría las grandes oportunidades que esa nación daría a su vida personal y profesional.
“Cuando decidí salir de Colombia, yo estaba aburrida de la inseguridad. De niña me iban a secuestrar, después me robaron dos veces. Yo venía aquí a los Estados Unidos todos los años de vacaciones y salía a correr a las diez de la noche sola y no me pasaba nada. Nunca entendí por qué uno tenía que vivir así en mi país, con miedo”, dijo.
Además, vio en Miami el lugar perfecto para establecerse, ya que le encanta la ciudad, porque la mayoría de gente habla español, porque es cerca de Colombia y le permite estar yendo y viniendo. “Me permite seguir teniendo ese nexo con mi país, con mi familia, con mis amigos”.
Allí encontró el ‘sueño americano’, el cual define como esa sensación de “saber que todas las personas que llegamos a este país no tenemos techo, y realmente podemos llegar hasta donde nuestros esfuerzos nos lo permitan. Creo que en Colombia si no naces en ciertos estratos sociales, si no vas a ciertos colegios o universidades, es muy difícil que puedas romper ese techo que te pone la sociedad”.
“Yo llegué a Estados Unidos con 19 años y 200 dólares. Durante algunos años trabajé en varios oficios y hoy por hoy, 24 años después y tras mucho esfuerzo, soy profesional por mis méritos. Saqué a mi hijo adelante”, dice la abogada, quien aseguró que sí encontró ese sueño que muchos quieren lograr.
¿Lo más difícil del proceso? Según Rubio, ha sido tratar de estudiar y, a la misma vez, mantener su casa, sacar a su hijo Greco adelante con recursos limitados. “Manejar todas esas cosas al tiempo fue complicado”, señaló.
Su trabajo
Para entender un poco sobre su labor como abogada, Rubio responde que “nuestro trabajo tiene dos ramas principales: una es la parte de cumplimiento fiscal, en donde ayudamos a personas que no han cumplido con sus obligaciones fiscales en los Estados Unidos (muchas veces por desconocimiento) a participar en programas que los ayudan a ponerse al día. Y la otra rama importante de nuestra práctica es el tema de la planeación fiscal. Por ejemplo, las personas que viven fuera de Estados Unidos y quieren vivir aquí, y que tienen patrimonios relativamente importantes, deben reorganizar esos patrimonios antes de mudarse, para minimizar desde el marco legal el impacto tributario que van a tener una vez se conviertan en residentes fiscales de los Estados Unidos”.
Su oficio también le ha permitido interactuar con compatriotas, destacando que los casos más complicados son “por ejemplo, los papás que estudiaron acá o porque vinieron de vacaciones, pero nunca han trabajado ni vivido acá. Igual tienen que presentar declaración de renta todos los años y pagar impuestos por el hecho de ser ciudadanos americanos”.
En ese proceso se ha encontrado con muchas personas que por desinformación nunca cumplieron con esas obligaciones. “El otro caso común son personas que quieren invertir aquí en los Estados Unidos… Todos mis clientes tienen un componente internacional. Yo diría que el 90 por ciento son colombianos”, añade.
Rubio ha confesado que ama lo que hace y no hay barreras para cumplir con su deber. “Con la tecnología es muy fácil. Generalmente los temas se manejan por teléfono, videollamadas y correos electrónicos. Adicionalmente, viajo en forma periódica a Colombia. Es una mezcla de reuniones presenciales entre Miami y Bogotá”, dijo la abogada al ser consultada sobre las dificultades que debe afrontar para desarrollar su trabajo, aun cuando está a la distancia.
“Lo malo es que trabajamos mucho y lo bueno es ayudarles a esas personas. Siento que las personas se sienten más cómodas trabajando con alguien que entiende su lenguaje y su cultura. Para mí es gratificante darles ese parte de tranquilidad a mis clientes”, dijo.
Así, finalmente, es Pilar, una mujer que se considera intensa en su trabajo, que dice lo que piensa, que tiene además como meta a corto plazo trabajar más con las mujeres colombianas. “Quisiera ayudar a esas mamás solteras y decirles ustedes pueden salir adelante solas”, enfatiza.