El esclarecimiento casi total de los móviles, autores materiales e intelectuales de la masacre de los cuatro niños en zona rural de Florencia, que al cierre de esta semana ya tiene a cinco capturados, entre ellos los señalados sicarios y la mujer que habría pagado por “pegarles un susto” a las víctimas con el fin de intimidar a sus padres para que salieran del predio en donde habitaban, es una evidencia más del profesionalismo y la eficacia de la Policía, la Fiscalía y otros organismos de seguridad e investigación.
De allí que el protagonista de la semana haya sido el director de la Policía, general Rodolfo Palomino, a quien el presidente Santos no sólo había enviado a Florencia para que coordinara personalmente las pesquisas para develar los responsables del atroz crimen, sino que también fue el destinatario del ultimátum del Jefe de Estado para que a más tardar el pasado domingo se dieran las primeras capturas. Palomina respondió con crecer a ambos mandatos, al punto no sólo que el fin de semana pasado se concretaron las detenciones de los dos presuntos sicarios, sino que entre lunes y martes se sumaron otras tres capturas, incluyendo la de la mujer que es señalada como la autora intelectual del crimen. A ello debe sumarse que hay otras dos personas en la mira. Los recursos humanos y técnicos usados por la Policía y la Fiscalía evidenciaron una alta efectividad. Grabaciones, pruebas testimoniales, evidencias físicas que incluyen desde la motocicleta hasta la inminente recuperación del arma utilizada para la masacre, e incluso un rastreo muy acertado del dinero que se utilizó para pagar a los asesinos… En fin todo un acervo probatorio tan sólido que será muy difícil a los sindicados escapar de condenas que podrían rondar los 60 años de prisión. Desde ya se prevé que el modelo investigativo aquí utilizado se convertirá en ejemplo a seguir no sólo a nivel nacional sino internacional. No hay que olvidar que a diferencia de crímenes cometidos en zonas urbanas y pobladas, en donde las cámaras, los testigos y otras circunstancias son el punto de partida de las autoridades, en el caso de Florencia, por tratarse de un paraje rural y una escena del crimen aislada, les tocó partir de cero, pero incluso así el resultado fue positivo, tal como lo exigía no sólo el Gobierno, sino toda la sociedad colombiana.
El éxito alcanzado en este caso se convierte, de paso, para Palomino y toda la Policía y la Fiscalía en un reto también, pues apenas obvio que la opinión pública exigirá que en otros casos de violencia y actividad criminal las autoridades actúen con igual diligencia, profesionalismo y efectividad. Las autoridades, en consecuencia, están en la obligación de demostrar que otros casos en donde no exista la misma indignación nacional y presión gubernamental, también se pueden alcanzar este tipo de resultados, en donde los responsables de delitos graves son prontamente capturados, sólidamente judicializados y la posibilidad de condenas drásticas y proporcionales a sus actos de barbarie, son muy altas.