GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 29 de Agosto de 2012

Los ascensos en la Fuerza Pública

 LA  historia del país nos puede servir de referente para entender ciertos conceptos sobre la mecánica de ascensos, contemplada en reglamentos y directivas de obligatorio cumplimiento, salpicadas de protocolos y formalidades consagradas en la tradición, que con el paso de los años ha recibido ciertas presiones nocivas para el libre ejercicio del mando.

Permítanme tratar de aterrizar el asunto y remontémonos a la primera mitad del siglo pasado cuando la lucha partidista se incrustó en diferentes instituciones componentes hoy de la Fuerza Pública y vimos cómo las rivalidades politiqueras enfrentaron la ciudadanía contra las Fuerzas, perjudicando el andamiaje democrático; en una palabra, tuvimos las fuerzas del orden al servicio de intereses políticos de diferente orientación. Ante tan delicada situación los gobernantes y comandantes buscaron una salida legítima, encontrando como alternativa ideal proscribir la política partidista de las filas castrenses, entregando la independencia del manejo institucional a los mandos, lo que incluyó la administración de personal, consiguiendo marginar de vaivenes políticos a los defensores del orden, llegando a clasificar como falta disciplinaria el manifestarse partidario de cualquier sector político; mis respetados lectores recordarán muy bien el momento tardío, que los miembros de la Policía dejaron de ser deliberantes.

A partir de ese tiempo las instituciones tomaron distancia del partidismo y su régimen se apartó totalmente de conceptos soportados en política, hasta el punto de instruir a las nuevas generaciones con el concepto de ver esta práctica nociva en el interior de las Fuerzas. Así las cosas el período de evaluación para ascenso al grado de Brigadier General es el único momento donde los mandos tienen contacto profesional con el legislador, relación soportada en la escogencia que hacen los mandos institucionales con entera libertad y ausentes de presiones, entre los coroneles postulados por antigüedad y trayectoria profesional.

Pero las cosas con el transcurrir de los días fueron cambiando y volvió a presentarse la injerencia política en la vida institucional, pues en el diario trasegar los comandantes se cruzan con las administraciones de cada región, llegando a tejerse amistades fraternales entre mandos, gobernantes y políticos, lo que sin duda es bueno para las regiones, sobre todo si esas alianzas son bien intencionadas y no tratan de mediar en decisiones del mando. ¡Todos queremos ver al amigo triunfante! y en oportunidades ponemos nuestras influencias en favor de la causa. Equivocación diametral, recordemos que sólo los mandos institucionales conocen la trayectoria profesional de sus hombres, aquellos amigos paracaidistas en la vida del oficial dominan la parte social, algo la operativa y se pueden equivocar, la injerencia de gobernantes, políticos, industriales, comerciantes y demás fuerzas del país con sus presiones hacen grave daño, más si los mandos no tienen como antaño el carácter ni la fuerza necesaria para decidir. Hay ejemplos.