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La participación de integrantes de la Fuerza Pública colombiana en las fuerzas de paz de Naciones Unidas en diferentes partes del mundo requerirá que previamente éstos reciban una preparación especial. Para ello ya se están diseñando en el país unos centros de entrenamiento.
Así lo anunció el presidente Juan Manuel Santos como parte del nuevo horizonte que se abre para los uniformados en la etapa de posconflicto que se apresta a recorrer Colombia a partir de un acuerdo de paz con las Farc, el cual se espera se suscriba en La Habana a mediados de este año a más tardar.
Desde hace más de medio siglo la principal tarea que ha desarrollado el Ejército es combatir a las guerrillas y luego entrados los años 90 también otras amenazas como los grupos paramilitares y las bandas criminales.
Sin embargo según el Jefe del Estado el acuerdo de paz permitirá a la Fuerza Pública correr el foco hacia otras áreas también fundamentales como es mejorar la seguridad urbana y en materia internacional compartir su experticia con países de la región e, incluso, aportar a las fuerzas de paz de Naciones Unidas, conocidas como Cascos Azules, que como consecuencia de decisiones adoptadas por el Comité de Seguridad del Organismo hacen presencia en regiones en conflicto con el fin de frenar las hostilidades y proteger a la población civil.
“Tenemos unas Fuerzas extraordinarias, que lo que vamos a hacer es seguir fortaleciéndolas. Que van a tener más oportunidades académicas. Que vamos a abrir muchas más oportunidades para que se vayan a estudiar al exterior. Que vamos a hacer misiones en el mundo entero. Ya estamos comenzando a diseñar los centros de entrenamiento, porque ustedes saben que las participaciones en las misiones de paz internacional requieren un entrenamiento previo. Eso automáticamente les va a duplicar o triplicar los ingresos a quienes participen en esas misiones”, indicó el presidente Santos.
En la actualidad las Fuerzas Militares y de Policía de Colombia prestan cooperación a los países del Triángulo Norte de Centroamérica: Guatemala, Honduras y El Salvador, coordinadamente con Estados Unidos, donde se busca que nuestro país brinde entrenamiento y ayude a resolver los problemas de seguridad en estas naciones.
El presidente Santos reiteró que en las negociaciones en La Habana el Gobierno ha mantenido las líneas rojas que estableció desde un principio en el sentido que el futuro de la Fuerza Pública no era materia de discusión.
“Una línea roja que pusimos desde el principio: no se va a discutir el futuro de nuestras Fuerzas Armadas, ni su doctrina, ni nada que tenga que ver con la composición, la estructura o el futuro de nuestros soldados y nuestros policías”, dijo.
Y agregó que “fue una negociación dura porque en todos los procesos de paz la primera meta de los grupos insurgentes es sentémonos a ver cómo se va a replantear la composición de las Fuerzas. Sucedió en El Salvador, sucedió en Guatemala… Aquí no se ha permitido ni siquiera que se toque el tema”.
Añadió Santos que “dijimos claramente que no iba a haber cese al fuego sino hasta que tuviéramos la certeza, hasta que llegáramos al final del proceso. Eso lo cumplimos a cabalidad. Dijimos que no íbamos a negociar ninguno de los aspectos de nuestra institucionalidad, ni nuestras instituciones, ni nuestras políticas: la política económica, la política de inversión, la política tributaria. Que eso no era negociable. Y no ha sido negociable”.
El Acuerdo
En enero de 2015 el Gobierno de Colombia y las Naciones Unidas suscribieron en Nueva York el Acuerdo Marco relativo a las contribuciones al Sistema de Fuerzas de Reserva para las operaciones de mantenimiento de la paz.
Dicho acuerdo establece el marco para la contribución del Gobierno de Colombia en materia de policías y militares así como recursos a las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, que adelanta en diferentes países que tienen un conflicto armado.
El Gobierno explicó sobre este acuerdo que se desprende de una estrategia de cooperación internacional que el Ministerio de Defensa viene desarrollando en los ámbitos bilateral y multilateral.
Esta estrategia se fundamenta en consolidar la participación en escenarios internacionales bajo la perspectiva del futuro de la Fuerza Pública, contribuyendo con las capacidades desarrolladas en los últimos años pero a su vez proyectando nuevas capacidades y estándares, fundamentados en el profesionalismo de los hombres de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional.
La experiencia de Colombia en la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y la delincuencia transnacional es hoy reconocida a nivel internacional. “Solo para mencionar, desde 2010 las Fuerzas Armadas de Colombia han capacitado más de 24.000 miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad de más de 70 países. Colombia continuará con este esfuerzo de contribución a la seguridad, a la paz y a la estabilidad regional e internacional, así como brindando su experiencia a las naciones que lo requieran”, indica el Gobierno.
Para entrar en vigor el acuerdo que Colombia firmó está a la espera de que mediante el canal diplomático el Gobierno nacional informe a Naciones Unidas que ha concluido el procedimiento necesario para integrarlo a su legislación. Es decir, luego que el Congreso lo apruebe y se produzca la respectiva sanción presidencial para convertirse en ley de la República.
Una iniciativa en ese sentido (166/15 Cámara - 164/15 Senado) fue radicada en mayo del año anterior por la canciller María Ángela Holguín y el entonces ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón.
El proyecto ya fue aprobado en Senado en la Comisión Segunda y la plenaria; en tanto que en la Cámara de Representantes la Comisión Segunda le dio luz verde el pasado 30 de marzo en tercer debate.
En consecuencia se espera que la plenaria de la Cámara de Representantes la apruebe en su cuarto y último debate antes de que finalice en esta legislatura el próximo 16 de junio.