El ministro de Economía francés, Emmanuel Macron, presentó este miércoles un plan de reformas para relanzar la economía, tildada a menudo de inmovilista, que ya ha recibido críticas por todos los flancos incluido del gobernante partido socialista.
Esta ley, verdadero bautismo de fuego del más joven de los miembros del gobierno de François Hollande, "pretende mejorar concreta y rápidamente la vida de los franceses", subrayó el primer ministro Manuel Valls, en una conferencia de prensa para presentar el texto.
Uno de los puntos más polémicos de la ley es la flexibilización de las restricciones sobre el trabajo del domingo, día de descanso sacrosanto en Francia.
Macron, de 36 años, calificado a menudo como el "Mozart de las finanzas", pretende retirar una serie de tabúes que limitan a sus ojos la alicaída economía y "crear empleo" en un país que registra un paro récord del 10,4%.
Esta ley, cuya palabra clave es "pragmatismo", según el ministro, tiene como objetivo relanzar el crecimiento, la inversión y el empleo, retirando "bloqueos actualmente injustificados" que obstaculizan la recuperación económica.
París, que ha aplazado dos años más, hasta 2017, el cumplimiento de las metas de déficit europeas, quiere mostrar con esta ley a sus socios de la UE, en particular a Bruselas y a Berlín, su voluntad de emprender reformas.
La ley "para el crecimiento y la actividad" es "una ley de progreso y libertad", aseguró el primer ministro al citar los términos empleados el miércoles por el presidente François Hollande en el consejo de ministros.
El texto propone liberalizar el acceso a algunos trabajos reglamentados (agente judicial, abogados, notarios, en particular) y flexibilizar la regulación laboral, en particular el trabajo dominical.
Los comercios podrán abrir sus puertas 12 domingos al año en vez de los 5 actualmente, pero con la obligación de una "compensación salarial".
El texto, que será discutido en la Asamblea Nacional a partir del 22 de enero, también propone medidas para liberalizar la oferta de transporte en autobús o suavizar las exigencias para obtener el permiso de conducir.
"Las reformas van en el buen sentido", dice Diego Iscaro, especialista sobre Francia del gabinete de análisis económico, IHS Global.
"No hay duda de que la economía francesa adolece de falta de competencia en sus mercados internos y algunas medidas van a hacer frente a este problema".
"No obstante", precisa, "muchas reformas, como la liberalización del trabajo dominical, van a enfrentarse a una fuerte oposición de los sindicatos pero también del Partido Socialista y hay muchas probabilidades de que el proyecto sea "diluido" a su paso por la Asamblea.
Sacralización de la sociedad de consumo
El texto ha recibido una lluvia de críticas. Las profesiones reguladas en el campo del derecho (notarios, agentes judiciales, abogados, peritos tasadores) esperan movilizar ya este mismo miércoles a 50.000 manifestantes contra una reforma, que según ellos, amenaza su equilibrio y también el acceso a la justicia.
Los sindicatos de trabajadores han convocado una manifestación para el 16 de diciembre contra el trabajo dominical.
La oposición de derecha ha criticado el proyecto porque es "demasiado tímido". "Insustancial", dijo el martes el jefe de filas de los diputados del partido conservador UMP Christian Jacob.
Lo más difícil para Emmanuel Macron será convencer a su propio campo. El gobierno solo dispone de una mayoría exigua, y los díscolos del ala izquierda del Partido Socialista, críticos con el giro social liberal del ejecutivo del que el ministro de Economía es su máximo exponente, amenazan con votar en contra el proyecto.
"Como anunciado, no es votable", declaró a la AFP uno de los líderes del grupo de los contestatarios, Christian Paul, muy enfadado con la ampliación de la apertura dominical que lleva, según él, a la "hipermercalización" de la sociedad.
Jean-Luc Mélenchon, líder del Partido de Izquierda (izquierda radical), ha reaccionado pidiendo una movilización contra la ampliación del trabajo dominical.
"El trabajo del domingo, es el productivismo con una P mayúscula, la sacralización de la sociedad de consumo", declaró.
Sin embargo, y pese a que sus relaciones no son las mejores, el gobierno ha recibido el apoyo de los dirigentes patronales, que estiman que su proyecto va "en la buena dirección".