La semana pasada, el FMI había anunciado el fin de esa "excepción sistémica" establecida para rescatar masivamente a Grecia dadas las dudas sobre la viabilidad de su deuda y con el objetivo de evitar una reacción en cadena nefasta para la economía europea.
La institución reconoció en un informe publicado este viernes que esta regla controversial no supo evitar el "contagio" de la crisis, que significaba un riesgo para los recursos del Fondo y que estimulaba a los acreedores a prestar desmesuradamente a los países bajo la garantía implícita de que serían reembolsados con fondos públicos.
Ese mecanismo, criticado por algunos países emergentes que lo veían como un favor inventado para los europeos, también estaba en el punto de mira de los legisladores estadounidenses del partido Republicano que pedían su eliminación.
El nuevo esquema presentado el viernes ratifica su desaparición y se concentra en una zona llamada "gris" donde la deuda de un país es declarada sostenible pero "no con un alto grado de certeza" -una de las reglas de oro del FMI- pero donde una reducción frontal de su endeudamiento sería muy riesgosa.
En esos casos, el Fondo podrá iniciar un financiamiento con la condición que el país reciba en paralelo, de acreedores públicos y privados, fondos suficientemente importantes para facilitar el retorno a una deuda sostenible y asegurar que el ente financiero será reembolsado.
Una reestructuración de la deuda no será exigida "automáticamente" pero podría vislumbrarse en función de las circunstancias, aseguró el FMI en una nota explicativa.
Si el país perdió acceso a los mercados financieros, la reestructuración sería entonces "apropiada" y permitiría de esa manera que las medidas económicas exigidas por el FMI como contrapartida a su ayuda sean menos "estrictas", indicó la institución.
En caso en que la reestructuración implique de todas formas demasiados riesgos sobre la estabilidad financiera, el FMI podría prescindir de ella con la condición que los otros acreedores públicos puedan flexibilizar sus condiciones de reembolso para dar oxígeno al país.
Esta opción hace eco a las actuales negociaciones sobre el tercer programa de ayuda a Grecia, en la cual el FMI no quiere participar al menos que los europeos aligeren la deuda del país.
Algunos países de la Unión Europea habían por momentos rechazado esa posibilidad asegurando que los tratados europeos les prohibían toda reducción de deuda.