Los ministros de la zona euro quieren encontrar "un acuerdo" para Grecia con un mecanismo para aliviar su deuda que satisfaga las demandas del FMI, y el probable desbloqueo de una parte del rescate, sujeto a una serie de estrictas condiciones.
"Hay una gran posibilidad de que alcancemos un acuerdo esta noche", señaló el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, a la prensa a su llegada a Bruselas.
Cada integrante de la troika de los principales acreedores de Grecia (UE, FMI y Banco Central Europeo) "debe hacer un esfuerzo", señaló una fuente europea.
El Eurogrupo convocó una reunión extraordinaria con la intención de desbloquear finalmente un tramo de 44.000 millones de euros de un rescate pendiente desde junio.
La troika al menos ya se puso de acuerdo en darle a Grecia dos años más para que el país cumpla la meta de déficit del 3% de su PIB en 2016, en lugar de 2014. Sin embargo, ese aplazamiento implica que Grecia necesitará otros 32.600 millones de euros más.
El gran dilema entonces es cómo financiar esa operación sin inyectar más fondos en Grecia y al mismo tiempo dar con una solución que reduzca la deuda del país, que arrastra cinco años consecutivos de recesión.
La presión es demasiado alta: los europeos deben encontrar una fórmula que responda a las estrictas condiciones que imponen países como Alemania y Finlandia para seguir entregando ayuda, ante las dudas de que pueda llegar a reembolsarla, y no agobiar más al gobierno griego que se enfrenta a una población harta de recortes y austeridad.
Los socios europeos de Grecia creen que la respuesta "más fácil" sería darle al país dos años más, hasta 2022, para que la deuda griega se vuelva sostenible.
Pero el FMI es inflexible en ese punto e insiste en que la línea roja para situar el ratio deuda/PIB de Grecia en el 120% es 2020. De lo contrario, se retirará del programa de rescate del país heleno.
Tras las dos líneas de crédito de los acreedores 240.000 millones de euros, la deuda pública griega alcanzará el próximo año casi el 190% del PIB, es decir, 346.200 millones de euros, según las últimas previsiones.
"Todos van a tener que ceder para alcanzar un acuerdo", dijo la fuente europea que pidió no ser identificada.
La partida será complicada. Es casi imposible que el sector público (acreedores institucionales), que detenta un 70% de la deuda pública griega, acepte una quita similar a la que aprobó el sector privado a comienzos de año, como propone el FMI.
Ante una unión monetaria que ya entró en recesión, y a medida que se acercan las elecciones en Alemania, nadie quiere asumir la responsabilidad de pedir más a los contribuyentes europeos.
Las posibilidades que se barajan son variadas y no excluyentes: reducir las tipos de interés que Grecia tiene que pagar, una moratoria en el pago de los intereses, un alargamiento de los vencimientos, que el BCE devuelva las plusvalías que obtuvo de Grecia y una recompra de la deuda griega a través de un préstamo del fondo de rescate permanente (MEDE).
Lo más probable es que al final de una reunión que se vaticina larga y que podría acabar en la madrugada del miércoles, los europeos combinen varias de estas opciones.
Grecia ya hizo frente la semana pasada al reembolso de 5.000 millones de euros de títulos de deuda a corto plazo, gracias a una emisión de deuda realizada recientemente.
Pero el país sigue enfrentando nuevos vencimientos y graves problemas de liquidez que impiden una reactivación del empleo y el crecimiento.
La economía de Grecia, que se apoya principalmente en el consumo interno, se vio gravemente afectada por la caída estrepitosa del poder adquisitivo a raíz de la austeridad que se aplica desde 2010, tras el estallido de la crisis de la deuda.
Las autoridades griegas advierten que el país no tendrá más remedio que declarar suspensión de pagos si no recibe la ayuda. Sobre todo, luego de que el Parlamento aprobara el proyecto de presupuesto de austeridad para 2013 con 18.100 millones de euros adicionales de ahorro de aquí a 2016, las dos condiciones impuestas para obtener los fondos de emergencia.