Miles de estudiantes chilenos se manifestaron en Santiago en la sexta marcha en lo que va de año, para pedir cambios que garanticen una educación pública, gratuita y de calidad a un mes de las elecciones presidenciales.

La Policía cifró en 18.000 las personas que acudieron a la marcha que trascurrió por el centro de la capital, mientras que los organizadores - estudiantes universitarios, secundarios y profesores- contabilizaron a 50.000 participantes.

A sus permanentes demandas para una educación pública gratuita y de calidad, en un país con un sector educativo fuertemente privatizado y segregador, los estudiantes sumaron su exigencia de conocer en detalle los programas educativos de los candidatos presidenciales, así como su petición de ser tenidos en cuenta en las tomas de decisiones.

"Exactamente un mes antes de las elecciones presidenciales, reafirmamos con mucha fuerza que si no es con los estudiantes, con los apoderados y con los profesores, no va a haber ningún cambio en la educación que realmente valga la pena", dijo Andrés Fielbaum, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH).

"La educación chilena no se vende, se defiende", gritaban los alumnos, mientras recorrían de forma pacífica las avenidas del centro de Santiago, con silbatos y cánticos.

En sus pancartas criticaron el modelo educativo impuesto durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y que se mantiene vigente hasta hoy, provocando una profunda brecha de desigualdad entre los estudiantes en función de su origen social.

En sectores aledaños a las calles por donde pasó la manifestación, un centenar de encapuchados montó barricadas incendiarias y lanzaron bombas molotov, enfrentándose con la policía, que usó gas lacrimógeno y carros lanzaaguas para repelerlos.

Fielbaum advirtió que de no lograr una respuesta satisfactoria del próximo gobierno, "las movilizaciones van seguir existiendo durante los próximos años".

En los comicios del 17 de noviembre, la exmandataria socialista Michelle Bachelet es la favorita para adjudicarse la elección.

Bachelet se ha comprometido a enviar en los primeros 100 días de su eventual gobierno una reforma educativa que establece la gratuidad a nivel universitaria en un plazo de seis años.