¿Está la izquierda para gobernar? | El Nuevo Siglo
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Sábado, 19 de Agosto de 2017
Redacción Política

En días pasados el columnista Antonio Caballero puso en duda la capacidad que tiene la izquierda para gobernar, al tiempo que dijo que fue insensato del senador Jorge Robledo lanzarse a la presidencia pues, a su juicio, es un candidato que divide.

Caballero consideró que Robledo “es el político más serio de este país. Pero por lo que estamos viendo ahora comparte con todos sus colegas un ramalazo de insensatez: quiere ser presidente de la República”.

Añadió el periodista que “Robledo es un pésimo candidato de unión: divide, en vez de sumar”, a diferencia de lo que hizo en su momento Carlos Gaviria. Añadió sobre el Senador que “es un político ideológico y sectario que despierta con más facilidad la hostilidad que la adhesión. No solo la hostilidad de la derecha, por ser de izquierda, sino la de buena parte de la izquierda, por creerse él la única izquierda que tiene la razón”.

Dice también Caballero que “en mi opinión, la función natural de la izquierda democrática entre los poderes públicos no está en ocupar el Poder Ejecutivo, sino en tener la más decisiva presencia de oposición en el Legislativo y en el Judicial: en el Parlamento que expide leyes y redacta Constituciones y ejerce control político, y en las Altas Cortes que dictan sentencias. Y también en el “cuarto poder”: el de la prensa, cuya obligación primera, con la información, debe ser la crítica. La izquierda en el Poder Ejecutivo tiende a extralimitarse”.

Frente a estas apreciaciones el candidato presidencial del Polo envió una misiva a Caballero, en la cual le dice que “aunque parezca mentira, lo que usted nos exige es que no aspiremos a gobernar, que al fin y al cabo es lo que busca toda agrupación política, sino que nos limitemos a criticar en el Congreso a los malos gobiernos. Así se condenaría al país a no cambiar nunca de rumbo y a tener que pedirles a nuestros compatriotas que se acostumbren al atraso económico, al desempleo, al hambre y a la corrupción, entre otras lacras nacionales. Y engañaríamos a nuestros electores porque terminaríamos como los antiguos bufones, inofensivos para las tiranías que embellecieron con sus chistes flojos”.

Adicionó Robledo “es verdad que las cosas en Colombia están muy mal, pero que no lo ciegue el pesimismo. Porque este país sí tiene arreglo y no está condenado a ser gobernado hasta la eternidad por ‘los mismos con las mismas’, a quienes cada vez les creen menos sus astucias de polarizar de mala leche, acusándose mutuamente de ser el demonio mientras coinciden en casi todo lo principal”.

 

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