Esperanza de vida de bogotanos subió 3 años | El Nuevo Siglo
Lunes, 3 de Octubre de 2011

Los bebés que ven la luz del mundo en Bogotá tienen la posibilidad de subsistir tres años más que los que lo hacen en el resto del país, gracias a que las expectativas de vida en la Capital pasaron de 72 a 75 años, en la última década.
A esto se suma que las mujeres tienen mayores posibilidades de existir que los hombres, con una diferencia de 5.6 años aproximadamente.
Algunas de las metas que incluyó la Administración Distrital en su Plan de Desarrollo han contribuido al aumento de la edad promedio de vida de los habitantes de la ciudad.
Una de éstas fue la reducción en la tasa de mortalidad infantil, que el año pasado se ubicó en 11 por cada 1.000 nacidos vivos, superando, inclusive, uno de los objetivos del milenio trazados por Colombia sobre este tema (14 por cada 1.000 nacidos vivos). Sin duda se trata de un logro muy importante si se tiene en cuenta que hace diez años la tasa en la ciudad era de 18.5 muertes en menores de un año.
Los bogotanos también han elevado su esperanza de vida por la reducción gradual de muertes violentas en la última década, al pasar de 61.7 por 100.000 habitantes a 38.8. Para todos los casos, el homicidio fue la mayor causa de muertes violentas, seguida de los accidentes de tránsito, las muertes accidentales y, por último, el suicidio.
Estas cifras hacen parte del estudio “Vivir en Bogotá: Índice de Desarrollo Humano 2010” que reveló la Veeduría Distrital como una manera de evaluar la esperanza de vida de los capitalinos, así como el nivel educativo y el acceso a los bienes materiales que permitan un nivel de vida digno.  
“Precisamente, los ingentes esfuerzos en materia educativa también han permitido que Bogotá tuviera un Índice de Desarrollo Humano alto (IDH), según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD-, al registrar 0.877 en 2010, 64 puntos más de lo reportado para el año 2000”, señala el informe.
De acuerdo con el estudio de la Veeduría Distrital, la evolución de la tasa de escolaridad (primaria, secundaria y superior) ha pasado de 0.72 en el año 2000 a 0.877 en 2010.
Sin embargo, para el organismo de control el Distrito debe continuar trabajando en reducir los índices de población analfabeta pues, al igual que hace diez años, Bogotá persiste con el 2.0 por ciento de las personas mayores de 15 años que aún no saben leer ni escribir. Lo anterior, se atribuye a que a la ciudad llegan cada día familias en condición de desplazamiento forzado, cuyo grado de escolaridad es muy bajo.  
Así mismo, la Veeduría Distrital sugirió redoblar esfuerzos para lograr que los jóvenes accedan a la educación superior en la edad establecida (tasa neta de escolarización), es decir, entre los 17 y 24 años, pues se encontró que en 2010 más del 65 por ciento de los adolescentes cursaban la universidad por fuera del promedio de edad ideal (tasa bruta de escolarización).
El Índice de Desarrollo Humano para la ciudad también se midió a través del Producto Interno Bruto (PIB)  que registró un crecimiento del 3.3 por ciento en 2010 con respecto al 2009.
El estudio de la Veeduría Distrital concluye que cada día se cierra más la brecha de la mujer frente al hombre en cuanto a igualdad de género se refiere. Muestra de ello es que para el año anterior el porcentaje de participación en el ingreso fue de 89 para los hombres y 84 para las mujeres. Esto quiere decir que por cada $100 de ingresos salariales que recibió el hombre, la mujer obtuvo $94.3, aproximadamente.
Por otro lado, si bien la ciudad ha tenido una disminución en el comportamiento de muertes violentas en los últimos diez años, la Administración Distrital debe seguir trabajando especialmente en la reducción de homicidios, a través de campañas de desarme, buen uso del tiempo libre para los jóvenes, incremento del pie de fuerza y oportunidades de ingreso, entre otros.
Señala la Veeduría Distrital que es importante continuar generando políticas de desarrollo económico que permitan aumentar la capacidad de vida de las personas menos favorecidas y por ende su poder adquisitivo y calidad de vida.