España aseguró que "no es rescatable, en el sentido técnico del término", debido a su tamaño, aunque admitió que las tensiones actuales le dificultan su acceso a los mercados y llamó a Europa a "apoyar" a los países con problemas.
El país es la cuarta economía de la zona euro, de la que representa el 12% del PIB total, frente al 6% de Irlanda, Portugal y Grecia juntos. Los rescates de esos tres países costaron respectivamente 85.000 millones, 78.000 millones y 292.000 millones de euros... lo que permite augurar un coste mucho más elevado para Madrid.
Tras el rescate histórico de 23.500 millones de euros solicitado en mayo por Bankia, tercer banco del país en cuanto a activos, España está en el centro de las preocupaciones de la Eurozona, ya que los inversores temen que no pueda hacer frente por sí sola a sus obligaciones financieras y deba pedir ayuda exterior.
Pero no será el caso, "entre otras cosas porque España no es rescatable, en el sentido técnico del término", dijo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en una entrevista con la radio Onda Cero.
Aunque ello no le ha impedido reconocer la importancia de las turbulencias actuales: "lo que está diciendo esa prima de riesgo (sobrecoste que España paga para financiarse respecto a Alemania, ndlr) es que España no tiene abierta la puerta de los mercados y por tanto el desafío y la tarea es abrir la confianza de esos mercados que por lo demás son nuestros acreedores".
El problema "más urgente" del país es "un problema de financiación, de liquidez y de sostenibilidad de la deuda pública", admitió el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, ante el Senado, añadiendo que "España está en una situación de extrema dificultad".
Unas declaraciones que llegan dos días antes de una emisión de obligaciones a diez años, con la que España espera captar entre 1.000 y 2.000 millones de euros.
"Insisto, para hacer lo que estamos haciendo en España: el equilibrio presupuestario, volver a la estabilidad presupuestaria a través de la reforma de la Constitución, para sanear el sector bancario, para mejorar las relaciones laborales, para eso no necesitamos" ayuda exterior, dijo Montoro.
"España no necesita esto, necesita más Europa, más mecanismos propios de la integración europea", sostuvo el ministro.
"Europa necesita decir a dónde va para darse unidad, necesita decir que el euro es un proyecto irreversible y que no está en juego, necesita apoyar a quienes están en dificultades", insistió, por su parte, Rajoy.
"En mi opinión, necesita una integración fiscal, con una autoridad fiscal, y una integración bancaria, una unión bancaria con eurobonos, con un supervisor bancario y un fondo de garantía de depósitos europeo", añadió.
Madrid aboga por que el fondo de rescate europeo, el futuro MEDE, pueda recapitalizar directamente a los bancos españoles, aunque ello suponga renunciar a parte de su soberanía fiscal: esta ayuda puntual estaría así lejos de un plan de rescate, que pone al país bajo tutela de instituciones internacionales.
Para que se concrete la unión bancaria, España está incluso dispuesta a ceder más "soberanía, en particular, en el ámbito fiscal", dijo, abogando por una "autoridad fiscal europea" que llevaría a "un control centralizado de las finanzas".
Y en cuanto a las necesidades de los bancos españoles que los analistas cifran entre 60.000 y 200.000 millones de euros, el ministro de Hacienda aseguró este martes que "no es una cifra muy alta, no es una cifra excesiva".
El monto dependerá "del resultado que se está examinando por parte de agencias evaluadoras externas, objetivas y también del FMI que tendremos pronto".
El FMI entregará su informe el 11 de junio y, alrededor de una semana después, las auditoras Roland Berger y Oliver Wyman harán públicas sus propias auditorías.
Estas últimas consisten en "una evaluación general de los balances bancarios en España y de su capacidad de resistencia ante un escenario adverso", especialmente una profunda recesión, con un resultado que "se conocerá en la segunda quincena de junio", según el Banco de España.
Un segundo estudio, de las auditoras Deloitte, KPMG, PwC y Ernst&Young, cifrará las necesidades del sector, debilitado por su exposición al sector inmobiliario: evaluará "el deterioro de los activos bancarios" y las provisiones previstas para hacerle frente, cuyos resultados se conocerán "en los próximos meses".