Aunque los inversores están a la espera de las decisiones de los Gobiernos reunidos en el G20, el alto interés que tuvo que pagar Madrid por su deuda a medio plazo y el pánico tras las elecciones en Grecia vuelven a centrar las dudas en España con inquietud en los mercados.
España emitió 3.040 millones de euros en deuda a 12 y 18 meses, pero los intereses fueron muy superiores a la última emisión similar, el 14 de mayo: 5,074 por ciento a 12 meses (frente a 2,985 por ciento) y 5,107 por ciento a 18 meses (frente a 3,302 por ciento).
Era su primera cita con el mercado de deuda tras el anuncio, el 9 de junio, de un rescate europeo para sus bancos de hasta 100.000 millones de euros (unos 125.000 millones de dólares). Los inversores -que ya dejaron atrás el problema griego pese a que aún no esté resuelto- siguen impacientes por conocer el monto definitivo y sus condiciones.
"El rescate de la banca española, o mejor dicho, la falta de concreción del rescate a la banca española, está empezando a pesar demasiado sobre los hombros del Estado y eso se ha trasladado a los mercados de renta fija junto con el temor al efecto contagio de esta interminable crisis de deuda", señala Amilcar Barrios Villonga, de la firma de corretaje Tressis.
Los bonos del Tesoro español a diez años, que el lunes superaron por primera vez la barrera simbólica del 7 por ciento en el mercado secundario, el martes cerraron en 6,994 por ciento.
Para Fernando Ballabriga, director del departamento de Economía de la escuela de administración de empresas ESADE, se está "entrando en una situación de pánico".
"La financiación se puede cortar de manera drástica, de la noche a la mañana. Es algo muy difícil de predecir", agrega.
España se enfrenta a un nuevo test el jueves, con otra emisión de deuda en la que tratará de colocar hasta 2.000 millones de euros a dos, tres y cinco años.
A miles de kilómetros de Madrid, el jefe de su gobierno, Mariano Rajoy, intentaba tranquilizar a sus socios sobre la solvencia de España en la cumbre de Los Cabos.
El G20 "se compromete a adoptar las medidas necesarias para reforzar el crecimiento mundial y restaurar la confianza" y "responder a las tensiones en los mercados financieros", afirmaba el proyecto de declaración de los líderes.
Muestra de esta tensión, la moral de los inversores alemanes cayó a -16,9 puntos en junio, frente a los +10,8 el mes anterior, su mayor descenso mensual desde 1998.
"Los mercados esperan que cooperemos más estrechamente", afirmó en Los Cabos la canciller alemana, Angela Merkel, pidiendo "más Europa". "Necesitamos una mezcla adecuada de reequilibrio presupuestario y de estímulo del crecimiento simultáneamente", agregó.
Pero para restablecer la calma, "el mercado está a la espera de que el BCE intervenga apoyando a la deuda pública periférica", como la de España e Italia, señalan los analistas de la firma española Renta4.
Una intervención que Rajoy debe volver a reclamar durante una minicumbre el viernes en Roma con sus homólogos francés, alemana e italiano.
Bajo la presión de sus socios del G20, los europeos, acusados de no hacer lo suficiente para resolver una crisis de la deuda que los golpea desde diciembre de 2009, prometieron resultados en la cumbre europea del 28 y 29 de junio.