Un vibrante llamado para que se escuche la “voz de los que no tienen voz” lanzó el papa Benedicto XVI en su mensaje de Navidad “urbi et orbi” en el Vaticano, un día marcado por atentados mortales contra iglesias cristianas en Nigeria (ver nota anexa).
El Papa pidió además el fin de la violencia en Siria, “donde ya se ha derramado tanta sangre” y lanzó un nuevo llamado a la “solidaridad” con los pueblos del Cuerno de África.
El pontífice no se refirió a Nigeria, donde el domingo murieron al menos 35 personas en una ola de ataques -varios perpetrados contra iglesias-, pero, poco después de terminar su mensaje, el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, estimó que el más mortífero, reivindicado por los islamistas de Boko Haram, "precisamente el día de Navidad (...) busca suscitar y alimentar más aún el odio y la confusión".
El Vaticano afirma estar muy preocupado por posibles actos de violencia de islamistas contra cristianos que viven en países del mundo donde son minoritarios, como Egipto o Irak. También afirma que la minoría cristiana de Siria teme por su futuro.
Durante el mensaje del Papa, decenas de miles de personas de numerosos países lo aclamaron, al grito de “¡Viva el Papa!” o “¡Benedetto!” (Benedicto en italiano). El pontífice, de 84 años de edad, pronunció su mensaje sentado en un balcón que da a la plaza San Pedro del Vaticano y saludó a los fieles congregados en 65 idiomas.
“Dirijámonos en esta Navidad 2011 al Niño de Belén, al Hijo de la Virgen María, y digamos: 'Ven a salvarnos'. Lo reiteramos, unidos espiritualmente con tantas personas que viven situaciones difíciles, y haciéndonos voz de los que no tienen voz”, aseguró.
“Invoquemos juntos el auxilio divino para los pueblos del Cuerno de África, que sufren a causa del hambre y la carestía, a veces agravada por un persistente estado de inseguridad. Que la comunidad internacional no haga faltar su ayuda a los muchos prófugos de esta región, duramente probados en su dignidad”, afirmó.