Los dirigentes políticos y la prensa de Israel ven con escepticismo las posibilidades de éxito del plan del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, para reanudar las negociaciones de paz con los palestinos, en punto muerto desde hace tres años.
Estas dudas se centran en las posibilidades de llegar a un acuerdo de paz definitivo y a la creación de un Estado palestino durante las conversaciones que deben reanudarse esta semana en Washington entre Tzipi Livni, ministra israelí de negociaciones, y de su homólogo palestino, Saeb Erakat.
El propio primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, admitió este domingo que las "negociaciones no serán fáciles".
En la misma línea se expresó Youval Steinitz, ministro de Asuntos Estratégicos, para quien "parece difícil logar un acuerdo final. Es posible que se trate de un objetivo muy ambicioso y que haya que contentarse con un acuerdo provisional o parcial".
Pero los palestinos ya denunciaron cualquier proyecto de acuerdo provisional.
Avigdor Lieberman, líder del partido ultranacionalista Yisrael Beitenu, aliado del Likud de Netanyahu, afirmó que el conflicto con los palestinos es "irresoluble" y que un "acuerdo provisional a largo plazo" es lo mejor que ambas partes pueden esperar.
Por precaución, el ala dura de la mayoría política ya reaccionó para reprimir cualquier atisbo de concesión por parte de Netanyahu.
Israel Katz, ministro de Transportes y miembro de Likud, y Uri Ariel, ministro de Vivienda y del partido Hogar Judío, denunciaron la posible liberación por etapas de un centenar de prisioneros palestinos durante las negociaciones, calificándoles de "terroristas asesinos".
Ambos ministros también se oponen a la creación de un Estado palestino y a la congelación, incluso parcial, de la colonización en Cisjordania y en Jerusalén Este.
Según los medios, Netanyahu se habría comprometido a no lanzar nuevas ofertas para la construcción de viviendas en las colonias judías, pero permitió que continúen las obras en curso./AFP