Entre Santos y Uribe | El Nuevo Siglo
Miércoles, 18 de Enero de 2012

Lo que Santos es al Liberalismo, Uribe lo es al Conservatismo. Con esta premisa se está desarrollando la política nacional en los actuales momentos.
El partido de la U no es más que una expectativa burocrática frente a lo que representa su ideario. Quienes hemos observado de cerca el devenir político de la U podemos distinguir que, con excepción del senador Juan Carlos Vélez, los demás congresistas militantes en esa organización son unos turistas con pasaje abierto.


Una jugada maestra. La designación hecha por el presidente Santos del abogado caldense Luis Alfonso Hoyos como director del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, constituye un duro golpe a la estructura uribista. Para nadie es un secreto la afinidad política de la “Casa Pensilvania” (entiéndase Oscar Iván Zuluaga y Hoyos Aristizabal) con el ex presidente Uribe. Además, el ex ministro de Hacienda sabe que el poder está concentrado en la Casa de Nariño y no en “El Ubérrimo”. Este nombramiento ubica a un gran sector del uribismo en los vagones de la llamada “Prosperidad burocrática”, dejando al ideólogo José Obdulio Gaviria almorzando en compañía de Alfázar González y Pablo Arango.


Vacío silencioso. Hasta el momento no se ha conocido un pronunciamiento de respaldo de Uribe a la designación de Hoyos Aristizabal para la Dirección General del SENA. Aquellos dirigentes que pretenden dar a entender que el presidente Santos busca acercarse al uribismo, están equivocados. Lo que quiere es fortalecer su proyecto político con miras a su reelección presidencial que, de acuerdo con los últimos anuncios hechos en “Caquetania”, será oficializada el año entrante.


Falta de solidaridad. La incisiva periodista Montserrat Fernández plantea que en el uribismo no hay solidaridad alguna. Sostiene que en la calle de la amargura, por la que han transitado los amigos más leales a Uribe en los últimos veinte meses, no se ha escuchado una sola voz de respaldo por parte de la cúpula de ese movimiento. Hace énfasis en la indiferencia de Juan Lozano y en el silencio calculado de quienes succionaron durante ocho años la “U-bre” oficial del uribismo, cuyo silencio es notorio. Igualmente, hasta la fecha no se ha conocido un solo pronunciamiento de apoyo de ese partido a aquellos ex funcionarios que están sometidos a la justicia.


Peleando solo. Al ex presidente Uribe le ha tocado dar la pelea completamente solo. Sus trinos son los únicos que se escuchan. Quienes deberían estar defendiendo su legado sólo viven pendientes de recibir un guiño del Príncipe y nada más para acceder a la ansiada nómina oficial. Recordemos lo que le pasó al doctor Carlos Lleras Restrepo cuando dejó la Presidencia de la República, en el 1970, acompañado de un robusto prestigio, pero como este es un país de flaca memoria, lo dejaron solo, a la postre. Aquí el partido de gobierno es el que manda, acompañado por “Don Contrato” y “Doña Nómina”. Lo demás es agua de borrajas.