Diecinueve personas murieron el miércoles en una serie de ataques y enfrentamientos en Irak, entre ellos dos explosiones suicidas en Ramadi, al oeste de Bagdad, a la entrada de un complejo de edificios oficiales.
Algunos barrios de Ramadi y toda la ciudad de Faluya, un poco más al este, ambos en la provincia de Al Anbar, se encuentran desde enero bajo control de insurgentes.
Los kamikazes hicieron estallar vehículos cargados con explosivos respectivamente en las dos entradas del complejo oficial, que alberga la oficina del gobernador, un edificio del consejo provincial y un cuartel general del ejército, informaron oficiales de seguridad.
Las explosiones mataron a tres soldados, un policía y un civil, e hirieron a otras doce personas.
La violencia en la provincia de Al Anbar comenzó al final de diciembre, cuando las fuerzas de seguridad desmantelaron un campamento de manifestantes antigubernamentales cerca de Ramadi.
Por otro lado, este miércoles, un ataque con mortero contra una base militar en Saba al Bur, al norte de Bagdad, acabó con la vida de dos soldados e hirió a otros nueve, informaron las autoridades.
Un coche bomba en Sadr City, en el norte de Bagdad, mató como mínimo a cuatro personas e hirió a 11, y otro ataque parecido en Mashtal, en el este Bagdad, acabó con tres personas.
Además, la explosión de una bomba en un mercado de esta ciudad causó un muerto y cinco heridos, añadieron.
Otros ataques se produjeron en la capital y Mosul, con un mínimo de cinco muertos.
Desde el comienzo del año, más de 2.600 personas murieron en actos violentos en el país, según un balance de la AFP efectuado a partir de fuentes médicas y de los servicios de seguridad.
La violencia está atizada por la guerra en la vecina Siria y el descontento de la minoría sunita en Irak, que se considera marginada por las fuerzas de seguridad y las autoridades.