El conflicto israelo-palestino entró en una nueva fase peligrosa e incierta después de que la Autoridad Palestina pidiera la adhesión a la Corte Penal Internacional (CPI), especialmente por las represalias que puede tomar Israel, según expertos.
Tras casi 70 años de conflicto y de décadas de esfuerzos diplomáticos, dirigentes israelíes y palestinos y expertos coinciden en que el retorno a las negociaciones parece ahora imposible.
El 30 de diciembre, los palestinos presentaron ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) un proyecto de resolución exigiendo una retirada israelí de los territorios ocupados.
El proyecto fue rechazado, tras lo cual el presidente palestino, Mahmud Abas, como lo había anunciado previamente, presentó una demanda de adhesión a la CPI, con el objetivo de denunciar a los dirigentes israelíes por crímenes de guerra.
Israel calificó la iniciativa palestina de declaración de guerra diplomática y, como primera medida de represalia, congeló la entrega de 100 millones de euros de impuestos pertenecientes a la Autoridad Palestina.
Al mismo tiempo, el gobierno israelí prometió una respuesta más "dura y global".
"Israel podría multiplicar las medidas punitivas contra los palestinos a medida que se acercan las elecciones legislativas" del 17 de marzo, comentó Naji Charab, politólogo de la Franja de Gaza.