“… HASTA EN la sopa”. Esa fue la expresión con que un exalto funcionario respondió un interrogante sobre por qué la gestión del Gobierno se rajaba en las encuestas, incluso en las programas y políticas que como vivienda, educación y otras están siendo objeto de millonarias inversiones y obras de alto impacto ciudadano.
“… El Gobierno mete el tema de la paz hasta en la sopa… Aunque nadie niega que acabar con la guerra es el principal objetivo nacional, el que toda la acción política, mediática y promocional presidencial y gubernamental se enfoque en este tema, eclipsa el resto de la gestión de ministerios e institutos… Ello explica por qué sectores que reciben mucha plata y en los que hay mucho proyecto y obra, en las encuestas sobre gestión y efectividad aparecen rajados o pasan raspando…”, dijo el exfuncionario una semana después de salir del cargo en medio de interpretaciones de prensa y analistas en torno a que la Casa de Nariño había movido fichas porque los titulares de varios ministerios y entidades no eran lo suficientemente activos en materia mediática y promocional. “… Mucho buen funcionario se ha quemado porque el tema de la paz no dejó ver lo que hizo y no hizo… Se lanzan las obras y programas de mucho tipo, pero la prensa sólo publica lo que se dijo de la paz”, sentenció.
Si bien no es la primera vez que se habla del riesgo de concentrar gran parte de la acción política, discursiva y publicitaria del Gobierno en el tema de la paz, el debate vuelve a ponerse sobre la mesa esta semana luego de que en la Casa de Nariño se lanzará la campaña “#Síalapaz”, que sin duda será la punta de lanza de la Casa de Nariño para impulsar una votación positiva a un eventual plebiscito por la paz, si es que la ley aprobatoria sale invicta o con pocos cambios de la Corte Constitucional.
Para nadie es un secreto, y el propio presidente Santos lo ha admitido muchas veces, que la estrategia comunicacional del Gobierno tiene muchas falencias, pues en medio de un clima político polarizado, la opinión pública castiga drásticamente la gestión del Ejecutivo incluso en los sectores en donde más programas, presupuesto y obras se están llevando a cabo con efectividad y alto impacto en la opinión pública.
Hoy por hoy, la imagen y popularidad presidencial apenas si están por encima del 20 o 25% en el promedio de las encuestas, en tanto que alrededor del 70% de los consultados considera que el “país va por mal camino”. Al gabinete tampoco le va mejor y tiende a ser rajado por encima del 60% en los sondeos.
Aunque en la Casa de Nariño se han operado varios cambios a la estrategia de comunicaciones, con distintos nombres, logos, eslogan, énfasis promocionales, tipos de discursos, piezas publicitarias y hasta reformas institucionales (se creó un ministerio-consejero que no duró ni 18 meses), la mayoría, al tenor de las bajas calificaciones en las encuestas sobre la favorabilidad y calificación gubernamental, no ha funcionado.
Cada vez que el Jefe de Estado se ha tenido que referir al tema ha dicho –como suele hacerlo todo dirigente rajado en la percepción ciudadana- dice que no gobierna por ni para las encuestas y que los resultados objetivos de gestión en temas como reducción de la pobreza, empleo, educación, vivienda, subsidios, infraestructura, comercio, seguridad y otras muchas áreas ponen de presente que la percepción ciudadana no concuerda con la realidad de lo que hace el Ejecutivo, que al final es lo verdaderamente importante.
De plebiscito a referendo
Sin embargo, teniendo encima ya la posibilidad de un plebiscito por la paz en el que los colombianos deberían ir a las urnas para aprobar o improbar un eventual acuerdo final de paz del Gobierno y las Farc, esa respuesta presidencial en torno a que no se gobierna por ni para las encuestas se torna en un riesgo muy alto para el propio proceso de paz, sin duda la prioridad política de Santos y su administración.
Y ello no sólo porque en las mismas encuestas es creciente el porcentaje de personas que tiene dudas y reservas frente a lo que se está acordando en La Habana, sino porque se ha advertido de tiempo atrás que en medio de un clima político tan polarizado alrededor de este tema, un plebiscito como el planteado seguramente se convertirá no sólo en un examen popular al pacto con la guerrilla, sino que hará las veces de un referendo sobre la figura misma del Presidente y la gestión de su gobierno. Incluso es probable que la cita en las urnas se contagie de los escenarios que empieza a configurar una tempranera precampaña presidencial que desde ya se sabe girará en torno al tema de la paz como principal fiel de la balanza electoral, no sólo de cara a la posible implementación de lo acordado con las Farc, sino frente a la negociación con el Eln, que ‘heredará’ el próximo titular de la Casa de Nariño.
La pregunta, entonces, es obvia ¿Un Presidente con índices de popularidad tan bajos y un gobierno con una calificación de gestión rajada (justa o injustamente) en muchos sectores, puede diferenciar, en la siquis del elector, esta situación a la hora de pedir que se refrende un proceso de paz que, igualmente, tiene polarizada a la opinión pública?
¿Hasta qué punto permitir, por acción u omisión, que el foco político y mediático de la paz eclipse, esconda, deje en segundo plano o incluso invisibilice otros frentes positivos de la gestión gubernamental, no termina siendo un harakiri de Santos a su propia prioridad gubernamental, la paz?
La diferencia
Según varios analistas y estrategas, que Santos apueste toda la marca de su gobierno y su prestigio al tema de la paz, no es riesgoso si, claro está, el proceso de paz llega a buen término. Ahora, en su momento Andrés Pastrana hizo lo mismo y la ruptura en el Caguán le pasó una factura política muy costosa que todavía hoy está pagando.
La diferencia radica en que Pastrana no tenía previsto jugarse el proceso y su gobierno en las urnas, como sí le pasa a Santos con el compromiso (ya de orden constitucional al tenor del acto legislativo de paz aprobado esta semana en el Congreso) de la refrendación popular del acuerdo final con las Farc. He ahí la gran diferencia.