Aunque la economía no muestra señales de fuertes presiones inflacionarias y hay una aparente calma financiera, algunos directivos del Banco de la República serían partidarios de incrementar las tasas de intervención en 0,25 por ciento cuando se reúnan el próximo 28 de mayo.
Versiones recogidas por EL NUEVO SIGLO permiten establecer que los partidarios de aumentar los intereses argumentan que precisamente cuando en el panorama económico no se están presentando fuertes alteraciones en los mercados, es cuando el Emisor debe tomar decisiones para prevenir problemas y adelantarse a posibles impactos tanto externos como internos.
Sin embargo, también hay quienes piensan que si actualmente la inflación está bajo control y el crecimiento marcha por una buena senda, el mejor mensaje que se le puede enviar a los mercados es que no hay motivos para incrementar las tasas de referencia.
Pero hay hechos que tienen pensando a los directivos y tienen que ver sobre todo con el crédito de consumo y los microcréditos, cuya morosidad está creciendo paulatinamente, lo que ha hecho que las entidades bancarias comiencen a frenar los desembolsos o por lo menos estén adoptando mayores exigencias y respaldo a los usuarios.
Sin duda por el lado del crédito (nominal e incluyendo moneda extranjera), la cartera mantiene una desaceleración. Al 27 de abril, la cartera comercial muestra una variación anual de 16 por ciento, el registro más bajo desde diciembre de 2010.
Por el lado del crédito de consumo, éste se redujo 0.8 puntos básicos, ubicándose en 24.6 por ciento anual. Sin embargo, el nivel de crecimiento sigue siendo alto, lo que incrementa el riesgo de un apalancamiento excesivo de los hogares.
De acuerdo al analista de Interbolsa Julián Márquez, “de no presentarse la desaceleración esperada en esta cartera, consideramos probable que el Banco de la República, o la Superfinanciera, implementen una política más directa para frenar este tipo de crédito. Por el lado de la cartera hipotecaria, ésta presenta una variación de 17.1 por ciento anual, levemente inferior a lo registrado en meses atrás (17.3 por ciento).
En el informe de inflación del Emisor, el gerente José Darío Uribe expuso que “la política monetaria contribuye al buen funcionamiento de la economía y al bienestar de los colombianos, al actuar de manera oportuna para que la inflación se mantenga en niveles bajos y estables y la producción y el empleo crezcan a tasas que sean sostenibles. Para lograrlo, la Junta Directiva del Banco evalúa las condiciones externas e internas, e identifica los frentes en los cuales es necesario actuar, para así ejecutar sus políticas”.
Agrega que “a nivel interno, la economía colombiana continúa exhibiendo un importante crecimiento. Si la confianza y los precios internacionales de los principales productos de exportación continúan en niveles altos, cabría esperar que el dinamismo en la demanda continúe en los próximos trimestres y genere presiones de capacidad. Al anterior riesgo se le suma el hecho de que el crédito a las empresas y a los hogares está aumentando a tasas elevadas y superando ampliamente el crecimiento del PIB nominal”.
El gerente señala que “el crecimiento excesivo del crédito o del precio de algunos activos puede ser fuente de desequilibrios financieros en el largo plazo, con consecuencias negativas sobre la sostenibilidad del crecimiento del producto y el empleo”.
De otro lado, el investigador de Interbolsa dice que en marzo los volúmenes de desembolsos cayeron 23.2 por ciento (la mayor reducción desde diciembre de 2011). Descontando los créditos de tesorería, los desembolsos cayeron 22.7 por ciento.
Es importante resaltar la disminución en los desembolsos en los créditos de consumo (-0.8 por ciento) y tarjetas de crédito (-6.6 por ciento). En los últimos 12 meses, los desembolsos totales se redujeron de 320 billones de pesos en febrero a 313 billones de pesos en marzo, manteniendo la tendencia bajista vista desde comienzos de 2011.
A pesar de la estabilidad en la tasa, no se descarta que para este mes la Junta decida incrementarla para prevenir algún impacto inflacionario en el corto plazo.