La inflación ha continuado convergiendo hacia niveles del 4% en junio de 2017, con lo que se da un relativo parte de tranquilidad en este frente, pues es la primera vez desde enero de 2015 que esta se acerca al techo del rango-meta (2%-4%) del Banrepública, sin embargo, la inflación subyacente (sin alimentos) no ha estado convergiendo con la velocidad requerida, pues tan solo se redujo del 5,4% al 5,1% anual durante junio, señala un informe de ANIF.
Pensar en continuar reduciendo la repo del Emisor por debajo del 5,5% actual, tal como lo da por descontado el grueso del mercado, requerirá que esta inflación rompa rápidamente la barrera del 5%.
Dado el panorama macrofinanciero, ANIF considera que, con la reciente reducción de la repo hacia el 5,5%, queda cumplida la meta de “relajamiento contracíclico”, completando reducciones por 225 puntos básicos durante diciembre de 2016-julio de 2017.
Allí la Junta del Banrepública deberá mostrar su independencia, so pena de arriesgar su credibilidad en momentos en que se estaría perdiendo por tercer año consecutivo (2015-2017) el rango-meta del 2%-4% anual.
Dudas por crecimiento
El centro de estudios económicos pronostica expansiones de solo el 1,8% anual, cifra inferior al 2,5% observado durante el mismo período de 2016.
De ser así, se estarían completando cuatro trimestres creciendo por debajo del 2% anual, ni siquiera alcanzando el bajo potencial del 3% anual en que se encuentra Colombia para el período 2015-2020.
En ello incidirían la baja confianza de los consumidores, aún en terreno negativo y la compleja situación de desorden público.
La única variable que aún muestra un comportamiento aceptable es el desempleo nacional, promediando un 9,8% durante enero-junio de 2017, inalterada frente a un año atrás, aunque ello es algo sorpresivo frente al desempleo urbano del 11%.
A pesar del pobre inicio del año y de la frágil recuperación internacional, ANIF ha optado por mantener inalterado su pronóstico de crecimiento para Colombia en un 2,2% para 2017, pero ahora maneja un sesgo bajista, lo cual podría llevar hacia umbrales de crecimiento de solo el 1,8% en 2017, si el rebote del segundo trimestre no se consolida, donde preocupan las contracciones de los indicadores líderes de industria a tasas del -1,3% anual en el acumulado enero-mayo de 2017 y de comercio al -1,5% anual.
Todo ello ha llevado al propio Gobierno a “sincerarse” y reducir del 2,3% al 2% sus expectativas de expansión del PIB-real durante 2017.
Aun con ello, el desempeño de Colombia sería aceptable al compararse con el 1.3% del promedio de América Latina.
Cuentas externas
La calidad del llamado “ajuste externo” de Colombia todavía deja mucho que desear, tanto en sus elementos “por encima de la línea”, como por “debajo de la línea”.
Allí, si bien el déficit de la cuenta corriente estaría corrigiendo hacia el 3,6% del PIB en 2017 contra el 4% en 2016, preocupa que ello se esté logrando en presencia de elevados déficits comerciales, rondando un 2,8% del PIB.
En el frente fiscal y monetario dichos desbalances externos, en conjunción con los persistentes déficits fiscales y el elevado stock de deuda pública, bordeando niveles del 45% del PIB en el Gobierno Central, han llevado a que a la perspectiva negativa de Standard & Poor’s se hayan sumado las alertas de Fitch, mostrando cierto arrepentimiento frente al parte de tranquilidad de inicios del año y Moody´s con advertencias focalizadas en el sector financiero.
Sin embargo, ello luce difícil, dado los choques de costos por cuenta del alza del IVA del 16% al 19%; y la indexación de precios-salarios.
Además, el temporal alivio del menor costo de los importados durante el primer semestre podría revertirse durante el segundo semestre, cuando cabe esperar una devaluación promedio cercana al 5% anual.