El partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) espera triunfar este domingo apareciendo como primer partido de Francia en la primera vuelta de las elecciones departamentales, en las que el gubernamental Partido Socialista corre el riesgo de sufrir una rotunda derrota.
El FN, liderado por Marine Le Pen, tiene aproximadamente 30% de las intenciones de voto, según los sondeos, superando a la oposición de derecha (UMP) y al Partido Socialista del presidente François Hollande, que perdió en dos meses el efímero aumento de popularidad que le aportó su acción después de los atentados de enero en París.
Hollande, al votar en su feudo de Tulle (centro), afirmó: "Hoy el tema es la abstención" y "el resultado del Frente Nacional". La participación a mediodía era del 18,02% contra 15,7% en la anterior elección de 2011.
La izquierda (socialistas, comunistas, ecologistas) administra 61 de los 101 departamentos franceses. Ahora dividida, corre el riesgo de perder unos 30 en la segunda vuelta de los comicios, el 29 de marzo, y muchos de sus candidatos podrían ser eliminados en la primera.
La UMP del expresidente Nicolas Sarkozy, que espera "una ola" en su favor, podría salir ganadora junto con sus aliados centristas, dado que espera que muchos electores de izquierda le aporten sus votos en la segunda vuelta si le toca enfrentarse a la extrema derecha.
El FN ambiciona, sin proclamarlo, ganar entre uno y cuatro departamentos. Pero en todo caso parece tener seguro un fuerte aumento de sus ediles elegidos en los departamentos, que hasta ahora eran solamente tres.
Y sobre todo, un año después de su auge en las elecciones municipales y europeas de 2014, el partido de Marine Le Pen ha impuesto en el tablero político francés su discurso antieuropeo, antisistema y antiinmigración, y proclama sus ambiciones presidenciales.
- 'Al asalto del Elíseo' -
"Dentro de unos meses seguiremos con las regiones, y luego partiremos al asalto del Elíseo", el palacio presidencial francés, repitió esta semana Marine Le Pen, aludiendo a las elecciones regionales de fines de 2015 y a la presidencial de 2017.
Los expertos esperan una muy alta abstención este domingo, sobre todo del electorado de izquierda, descontento con la política aplicada por el Gobierno socialista. En su esfuerzo para movilizarlos, el primer ministro Manuel Valls no escatimó los ataques a la extrema derecha, afirmando que tiene "miedo" por su país.
Pero su actitud no tuvo mayor impacto sobre la opinión. Su popularidad en los sondeos bajó diez puntos en un mes y su estrategia deja escépticos a los politólogos.
"Eso pone al Frente Nacional en el centro del juego", estima Brice Teinturier, del instituto de encuestas Ipsos.
"Comprendo su táctica: plantear la cuestión moral antes de unos comicios que podrían ser un desastre para su campo", comentó el historiador y politólogo Nicolas Lebourg. No obstante, "el tema del antifascismo ya no funciona", agregó.
Calificado a menudo de voto protesta, el voto por el FN es en realidad un "voto de adhesión" a su discurso de hostilidad a los inmigrantes y a Europa y sobre la seguridad, según la politóloga Virginie Martin, presidenta del club de reflexión Different.
Pero el FN se ve favorecido también por el debilitamiento de los dos partidos tradicionales, el PS y la UMP. La izquierda y la derecha están afectadas por divisiones internas, y muchos electores consideran que las mismas han reemplazado la elaboración de verdaderos programas.
"Todo el mundo sufre aquí. A partir del momento en que uno sufre, se buscan soluciones radicales (...). Es la economía lo que hace subir al FN, la falta de trabajo, la subida de los impuestos" afirma Patrick Vasseur, que administra un kiosco en Ribemont, en el norte del país.
"Prioridad a los franceses para el empleo", "Stop a la inmigración": Marine Le Pen ha insistido durante la campaña en estos temas y, amparándose en el miedo que dejaron los atentados de París, pide "la congelación de la construcción de mezquitas" en el marco de la lucha contra el terrorismo/AFP.