EL famoso "Black Friday", que vuelca a los estadounidenses al frenesí de las compras para aprovechar los generosos descuentos previos a la celebración del día de Acción de Gracias, comenzó desde el jueves y ayer viernes, como indica su nombre.
La vieja tradición de este "viernes negro" busca que los estadounidenses que disfrutan de las vacaciones por 'Thanksgiving', celebrado el último jueves de noviembre, aprovechen para liberarse en una orgía de compras en las tiendas, con precios de ocasión.
Los equipos electrónicos y la ropa son los productos favoritos, y vendidos como pan caliente.
Miles de millones de dólares se gastan durante estas minivacaciones. Pero esto ya no ocurre sólo el viernes, desde que algunas tiendas abren a partir del jueves como si se tratara del inicio de un día feriado, y no cierran hasta la noche del viernes.
A pesar del frío, la noche del jueves un centenar de personas hacía cola a las puertas de la tienda de moda de Kate Spade en Nueva York. Unas cuadras más allá, la imagen es la misma ante los locales de Coach y J. Crew.
Hide y Miho, una pareja originaria de Tokio pero que vive ahora en Nueva York, lograron arrebatar dos abrigos de inviernos en DKNY por un precio que superaba toda competencia.
"Había una rebaja de 50% y luego hubo otro 20%. Los abrigos son para cada uno porque hace mucho frio", dijo Hide, agarrando tres bolsas de compras en una mano.
El "Black Friday" es un indicador de la inclinación de los estadounidenses a consumir durante las fiestas. Y como la media de consumo responde a los dos tercios de la actividad económica de Estados Unidos, las cifras de ventas son particularmente vigiladas por los economistas.
Algunos institutos también observan los estacionamientos de los supermercados para tener indicadores de la afluencia de consumidores en las primeras horas del día./AFP