Con la investigación iniciada por el procurador Alejandro Ordóñez al ministro de Vivienda Germán Vargas, el Ministerio Público le da al país una señal inequívoca de independencia de los Poderes.
Con esta decisión, Ordóñez rompe con el silencio sepulcral de las demás autoridades competentes para conocer de las actuaciones de Vargas.
Cuando fue señalado públicamente por el ex presidente Uribe de ir de cacería con el comandante de las AUC Salvatore Mancuso, por conductas menores se encuentran investigados y recluidos en la cárcel de La Picota sus amigos Miguel Pinedo, Javier Cáceres, el ex gobernador de Arauca Julio César Acosta, el ex gobernador de Casanare Oscar Wilches, el ex gobernador del Meta Luis Carlos Torres, el ex parlamentario Reginaldo Montes, el ex presidente de la Cámara Emilio Martínez y la ex presidente del Congreso Nancy Patricia Gutiérrez.
Un pasado veleidoso. En 1998, cuando Andrés Pastrana enfrentó a Serpa, el entonces senador Vargas fue uno de sus más entusiastas animadores.
En 2001, cuando Serpa enfrentó a Uribe, en las últimas de cambio Vargas abandonó el barco serpista y acompañó a Uribe.
El país recuerda que en sus intervenciones Vargas era más uribista que Uribe.
Cuando Vargas intuyó que Uribe se reelegiría, entró en franca rebeldía, abandonó el barco uribista, renunció al Senado y se fue a España a hacer una maestría de tres meses. Regresó al país y enfrentó a Santos en la primera vuelta. Para la segunda, ya era más santista que Santos. En el acto de proclamación dijo: “Si Santos aspira a la reelección, estaré con él”.
Bajonazo. Después de lo ocurrido con la reforma a la Justicia: el bajonazo de Santos, la inmolación moral del Congreso y la muerte en primavera del delfín Simón Gaviria, existe en el ambiente la sensación de que Vargas abandonará el barco santista.
Serpa dijo una vez, refiriéndose a Humberto De La Calle, que estaba como el armadillo al pie de una mata de coco: ni me subo, ni me bajo, ni me voy, ni me quedo aquí tampoco.
El ministro Vargas está como corcho en remolino, sin quien lo ayude a asumir el desgaste que ya acusa el Gobierno, y si se va confirma la seguidilla de deslealtades y enfrenta el desgaste de la traición.
Disyuntivas. Le tocará al ministro Vargas, ahora en plan de dispensador de viviendas gratuitas, optar por quedarse en el Gobierno, defendiéndose de los ataques como el que le propinó ayer en La W el ex presidente Uribe, o renunciar dignamente a su cargo para evitarle otro deslustre al descarrilado vagón de la prosperidad.
En esta disyuntiva se encuentra también el presidente Santos, a quien afecta directamente en su imagen, pues de continuar la caída en las encuestas, con un ministro renunciado y con la expectativa de las próximas sesiones del Congreso, en las que los parlamentarios tratarán de cobrar revancha de las actitudes matreras, el Mandatario tendrá que diferenciar entre las reyertas políticas y la administración pública.