La que termina ha sido, sin duda alguna, una de las mejores semanas para el director de la Policía, general José Roberto León Riaño, no sólo porque fue condecorado por el presidente Santos sino porque dio un parte muy positivo de la primera ofensiva a nivel nacional contra las llamadas ollas del microtráfico.
En diálogo con EL NUEVO SIGLO el alto oficial hizo un análisis pormenorizado de los logros, retos y temas pendientes de la institución en este primer semestre que está a punto de terminar.
De acuerdo con León Riaño, en lo corrido del año se capturaron 38.009 personas por delitos relacionados con narcotráfico, al tiempo que se decomisaron 60 toneladas de estupefacientes y casi 138 toneladas de marihuana. De los detenidos, 101 son extranjeros y otros 50 tienen órdenes de extradición, en su mayoría a Estados Unidos.
En materia de erradicación de narcocultivos, en lo corrido del presente año se fumigaron con glifosato 25.791
hectáreas, mientras que manualmente se destruyeron 1.293 hectáreas de arbustos de coca y 325 hectáreas de amapola. También cayeron 4.834 toneladas de precursores químicos sólidos y 985.710 galones de insumos líquidos. Asimismo, 396 narcolaboratorios fueron destruidos y se inhabilitaron cinco pistas aéreas al servicio del narcotráfico.
En cuanto a la evolución de este flagelo, el director de la Policía explicó que están creciendo los cultivos de marihuana en el suroccidente del país.
“En el Cauca se producen grandes cantidades y las marihuanas de mayor calidad, si lo podemos decir así, entre ellas la tipo Creepy y la Blueberry, pero estamos llegando casi que a los sitios donde están los viveros, los cultivos y los centros de acopio”, dijo.
Las ollas
Como se dijo, uno de los logros más importantes este año es el relacionado con las ollas del microtráfico. Ya se desmantelaron 23, quedaron dos pendientes y “ahora debemos emprender una nueva campaña para desmantelar otras 25 ollas ubicadas en igual número de ciudades”, sostiene el alto oficial.
Aseguró que “estas ollas tienen una complejidad especial. Primero, son fábricas de la criminalidad; segundo, son centros de receptación, es decir, que allí van a parar elementos hurtados; en tercer lugar, son centros de distribución del mayor porcentaje de estupefacientes en cada una de estas ciudades. Igual son centros de alquiler de armas de fuego para ejecutar acciones criminales”, explicó León Riaño.
Sin embargo, no es una tarea fácil acabar con estos nodos de microtráfico. “Tenemos investigaciones con la Fiscalía pero para erradicar estas ollas no basta solo el trabajo de la Policía, se requiere complementarlo con trabajo social. Hemos visto el compromiso de los alcaldes y gobernadores para complementar el trabajo de la institución armada. Ese trabajo en equipo permite erradicar completamente estas ollas”, dijo.
Sin embargo, en donde ya se ha actuado la Policía considera que se está operando un cambio sustancial. “Realmente encontramos un cambio extremo, pues se cuenta con un paisaje urbanístico mejor, las calles y carreras de estos lugares ahora son agradables a la vista y, lo más importante, los llamados mitos de inseguridad desaparecieron… Seguro que el ciudadano que pasa por ahí no va a creer que allí funcionaba una olla”, sostuvo el alto oficial.
Está claro que hoy el microtráfico es un fenómeno muy complejo y ello explica por qué Colombia pasó de ser un país exportador de cocaína a un país consumidor.
Según el director de la Policía, debido a la despenalización del porte de la dosis mínima de estupefacientes, el microtráfico de manera inmediata cambió su modus operandi.
“Anteriormente el llamado jíbaro caminaba con una mochila o bolsa debajo del brazo en la que ocultaba entre 200 o 300 dosis de marihuana y uno lo podía reconocer y saber que era el expendedor. Se capturaba y quedaba en la cárcel. Pero, cuando salió esta ley de dosis mínima, el jíbaro, para burlar la acción policial, ya no tenía ninguna bolsa debajo del brazo sino que caminaba con dosis pequeñas y, en caso de ser capturado, ante el juez afirmaba que era consumidor y que esa era su dosis mínima y de inmediato quedaba en libertad”, se quejó el alto oficial.
“Eso lo aprendió el microtráfico pero, de igual manera, nosotros también aprendimos que ahora es necesario hacer un detallado proceso de Inteligencia, un trabajo de investigación para ir consolidando una noticia criminal con videos, testimonios, fuentes humanas y controles técnicos, todo para alcanzar pruebas concretas y un acervo probatorio ante la Fiscalía para fortalecer una causa procesal ante un estrado judicial”, acotó.
Dijo que en el marco de esas pesquisas, los agentes policiales logran establecer plenas diferencias entre las personas que consumen drogas y las que las venden. “Hay plenas diferencias por su comportamiento, porque hacen parte de una organización delincuencial, porque se observa que distribuye dosis para otras personas y recibe dinero…”, indicó.
León Riaño insistió en que se está avanzando en la lucha contra este flagelo y si bien “vendrán más batallas, hemos dado un gran paso y tenemos un conocimiento especial, ya sabemos que se requiere complementar la acción de la Policía con trabajo social. Sin lugar a dudas aquí hay un gran aprendizaje que será un insumo muy importante para ganar esta guerra”.
Para el director de la Policía es claro que tras los recientes éxitos de las autoridades contra el microtráfico, éste empieza a mutar, ya que cambia su accionar delictivo y el modus operandi de las redes.
Debate antidroga
Para el general León Riaño el informe que presentó la OEA sobre nuevos enfoques en la lucha contra el narcotráfico es un insumo muy importante para comenzar el debate nacional e internacional sobre este tema.
“… Estoy de acuerdo con el presidente Santos en el sentido de que frente a la guerra contra el narcotráfico, en donde Colombia es un referente mundial de éxito, obviamente hay que buscar otras alternativas para que esta guerra sea más efectiva y más contundente”.
Reiteró que es necesario tener en cuenta que Colombia pasó de ser un país exportador de cocaína a uno consumidor y por esta razón se deben buscar alternativas.
“Me parece que el estudio de la OEA se convierte en un insumo importante para comenzar este debate, para derribar este mito o este tema tabú que hay sobre las drogas, y comenzar a buscar otras alternativas para enfrentar este proceso, porque cada país las tomará de acuerdo con su situación y por esta razón es necesario avanzar con cuidado”.
Dijo que la Policía está haciendo un análisis muy detallado sobre esta problemática para tener un pronunciamiento institucional. Para ello, el alto oficial viajará a Rusia y Holanda para conocer la problemática que afrontan estas naciones con el narcotráfico. No hay que olvidar que en algunas naciones europeas hay una flexibilización para el consumo de estupefacientes.
“En Rusia nos pidieron apoyo sobre este tema del microtráfico y luego estaré en Holanda para mirar estos centros donde distribuyen estupefacientes. Pero lo que uno aprecia hablando con las autoridades holandesas, es que es mejor mirar sus procesos en el terreno, pero lo que uno concluye es que ellos están reduciendo los espacios de esta asistencia (a los drogadictos)”, señaló.
El general explicó que un sector del turismo que llega a Holanda lo hace pensando en el consumo de estupefacientes. “Allí hay una serie de reflexiones que me parece importante traerlas al país”, indicó.
Las Bacrim
En cuanto a la lucha contra las bandas criminales al servicio del narcotráfico, más conocidas como Bacrim, León Riaño indicó que se ha avanzado significativamente e incluso se puede estar llegando a una fase final.
“De 33 organizaciones armadas que se registraban en junio del año 2006 hoy quedan cinco nada más. La mayoría de ellas han sido desarticuladas por la Policía y otro número fue absorbido por otras redes criminales de mayor capacidad”, dijo el alto oficial.
Entre las cinco Bacrim que quedan están ‘Los Urabeños’ que es la única con injerencia nacional, mientras que las otras cuatro tienen una influencia muy local, como ‘Renacer’ en el Chocó, aunque ésta ha sido fuertemente golpeada.
También están otras dos disidencias del llamado ‘Ejército Revolucionario Popular Anticomunista de Colombia’ (Erpac), que son el ‘Bloque Meta’, que delinque en los Llanos Orientales y el ‘Héroes del Vichada’, cuyo cabecilla, alias de ‘Pijarvey’, ha logrado escapar en varias oportunidades de los operativos para capturarlo.
En cuanto a ‘Los Rastrojos’, esta red perdió su hegemonía nacional y solo se registran algunos grupos a nivel local en Buga, Tuluá, Buenaventura, Cartago y Roldanillo, en el Valle del Cauca.
La lucha contra estas bandas ha permitido reforzar el estatus de la Policía colombiana como referente mundial de efectividad y aumentado la coordinación con las autoridades internacionales.
“Esta cooperación ha permitido capturar a más de 36 cabecillas de primer nivel en diferentes países. Hemos capturado a narcotraficantes, a integrantes de las Bacrim y a otros antisociales en Venezuela, Ecuador, Panamá, Brasil, España, Costa Rica, Honduras, Guatemala y otras naciones”, afirmó.
Seguridad ciudadana
Para la Policía es claro que por más golpes que se hayan dado a las organizaciones criminales, la opinión pública sigue concentrada en los estándares de seguridad urbana, en lo que pasa en su inmediato entorno.
“Uno entiende y comprende la preocupación del ciudadano de a pie cuando le dice a uno: lo felicito por la captura del Loco Barrera, pero a pesar de todo no han podido capturar al ladrón de bicicletas de la esquina de mi barrio”, explica el alto oficial.
Pero “yo le digo a esos ciudadanos de a pie que vamos a capturar a los delincuentes con un método, con una planeación, con un trabajo de Inteligencia, con un proceso de judicialización... y que iremos tras ese ladrón de bicicletas, de celulares y en general de todo el que quebrante la seguridad ciudadana”.
Para ello, la Policía organizó un Centro Integrado de Inteligencia, con más de 400 analistas en materia de seguridad ciudadana. Con este proceso se ha detectado ya a más de 360 organizaciones delincuenciales dedicadas en un gran porcentaje a la multicriminalidad y otro porcentaje a la comisión de un solo delito. Ya están identificadas y ahora se trabaja en el proceso de judicialización.
“… Anteriormente decíamos que habíamos capturado más que el año pasado, que se había incautado más que el año pasado, pero hoy estamos diciendo, por ejemplo, al comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá: usted tiene a las bandas de Los Pascuales y Los Luisitos, y su misión es desmantelarlas y enviar a la prisión a sus integrantes, y así ocurrió”, sostuvo el comandante de la institución policial.
De allí que ahora se están emprendiendo misiones más focalizadas y estratégicas.
León Riaño resaltó que este Gobierno por primera vez en la historia de Colombia decidió priorizar la seguridad ciudadana, la elevó a política pública y comenzó a tomar decisiones en ese sentido, partiendo de la formulación de una Política Nacional de Seguridad y Convivencia, que abarca el incremento de los efectivos de Policía, la activación de Policías Metropolitanas y otras medidas.
Indicó que se buscan otras alternativas que puedan potenciar ese servicio de Policía. Según el alto oficial, Colombia tiene un déficit de 80 mil policías, que por fortuna viene disminuyendo. El compromiso del Ejecutivo es incrementar 20 mil policías en el cautrienio, algo que ya se viene cumpliendo e incluso se aumentó la meta a 25 mil.
“Esto nos ayudará muchísimo y cinco mil de ellos serán asignados a Bogotá para fortalecer la planeación estratégica orientada por el general Luis Eduardo Martínez”, agregó el alto oficial.
Sobre el caso específico de la capital del país, ya funcionan más de mil Cuadrantes y se creó una “gerencia por delitos”, responsable de evaluar el modus operandi de la delincuencia común, hacer seguimientos y evaluar cómo atacarlos de una manera más eficiente.
“Sabemos que en Bogotá, con 20 localidades, solo en siete se registran problemáticas en homicidio y por esta razón estamos trabajando en una estrategia de foco, lo que nos permite concentrar esfuerzos y realizar toda la atención con el fin de tener los resultados que hoy tiene la ciudad”, indicó León Riaño.
Hoy por hoy la tasa de homicidios en Bogotá está en casi 14 por cada cien mil habitantes, todo un récord en las últimas tres décadas. Sin embargo, la meta es llegar al 2014 con una tasa de un dígito por cien mil habitantes, algo que no se presenta hace medio siglo.
Paralelo a lo anterior, ahora los comandantes de los cuadrantes deberán rendir cuentas a la comunidad donde adelantan su trabajo.
El caso del general Patiño.
Así como la Policía tuvo buenas noticias esta semana, también se enfrentó a la controversia por los peros en el Congreso al ascenso del general Francisco Patiño, que quedó aplazado para este martes.
Como se sabe, en la comisión II de Senado hay posiciones divididas en torno al ascenso de Patiño, debido al escándalo por la muerte del grafitero Diego Felipe Becerra, en el 2011.
Según el director de la Policía, “el general Francisco Patiño cumple con todos los requisitos y reglamentos que exige la institución para ascenso. En esa medida fue tenido en cuenta y se somete, obviamente, a la decisión que tome el Congreso”.
Aseguró León Riaño que “no tenemos conocimiento de un fallo disciplinario en su contra, ni siquiera una formulación de cargos y no tengo conocimiento oficial de una investigación penal en su contra. De manera que la Policía lo ha propuesto para que sea tenido en cuenta para su próximo grado, mayor general, de acuerdo con el tiempo de servicio y los requisitos de Ley cumplidos”.
Puntualizó que la hoja de vida de Patiño demuestra compromiso con la ciudadanía, con las funciones y las misiones que se le han impartido.
“Esa investigación particular en el caso del grafitero, un hecho que lamentamos enormemente y nos solidarizamos con la familia, tan pronto ocurrieron los hechos, por poder preferente el Ministerio Público asumió la investigación disciplinaria. Entonces la Policía no tiene una investigación en ese sentido contra el general Patiño”.