Se llama Octavio Quintero. Es un periodista de la vieja guardia que se niega a poner la pluma en remojo porque, parodiando a Eucario Bermúdez, leyenda viva de la radio, el talento no se jubila.
El colega sigue el discurrir de la actualidad nacional desde su mirador en el apacible municipio de Tocancipá, a 20 kilómetros al norte de Bogotá.
Nuevo ministro. Escribe Octavio: El presidente Santos dice que las críticas al nuevo ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, “son eminentemente políticas”. Claro que son políticas porque provienen de un político: el senador del Polo, Jorge Enrique Robledo. En ese enunciado del Presidente se esconde la falacia de hacerle creer a la gente de que por ser políticas, no son ciertas.
Más de lo mismo. Con el mismo cuento de la acusación política trató de defender a su saliente embajador en Washington, Carlos Urrutia… “Pero los hechos son tozudos”, como dice el mismo Presidente, agregando: “no pudimos conseguir un mejor ministro para estos momentos”…
¿Cuáles momentos? ¿Los de su reelección? Ojo que está dando pistas sobre el talante de su próxima campaña a través de un ministro cuyo prontuario político y empresarial, si esa es su intención, ciertamente resulta insuperable en el ejercicio de una democracia que un alto Tribunal acaba de cuestionar.
El cura predica. Horas antes de que lo nombraran ministro de Minas, el laureado economista, Amylkar Acosta, había escrito en varios medios un sesudo análisis sobre las causas que llevaron al país al levantamiento campesino que tuvo contra las cuerdas al presidente Santos.
Desde su mismo título, “La tormenta perfecta: siembra vientos y cosechas tempestades” el análisis de la firma “Agenpres” es demoledor y arrasa con toda la política económica (en especial la agropecuaria), de las dos últimas administraciones: Uribe/Santos (2002 - 2014, con opción de cuatro más).
¿Por qué el nombramiento? El vecino de Tocancipá se pregunta: ¿Por qué nombra Santos a Acosta en el gabinete? ¿Hay en su designación un propósito de enmienda?
Y señala: “Bien vale la pena seguir el curso de este discurso del nuevo ministro de Minas que, entre otras cosas, empieza por atacar a la misma locomotora minera que ahora le toca conducir”.
En efecto, el análisis afirma que “la combinación de la segunda ola aperturista, ahora por cuenta de la proliferación de tratados de libre comercio y la vuelta a la economía primaria al socaire del boom minero - energético, ha dado al traste tanto con la industria como con el sector agropecuario. Uno y otro han perdido participación en el PIB y lo que es peor, la industria se mantiene en recesión y la agricultura crece muy por debajo del crecimiento de la economía en su conjunto”…
No cabe duda de que lo que ha lanzado a los campesinos al paro son los tratados de libre comercio que el Gobierno dio en firmar “a cualquier precio”, se dijo en alguna oportunidad… “A tontas y locas”, dice el nuevo ministro.