Cuando el hombre del “bastón de oro”, el entonces comandante de las Fuerzas Militares, teniente general Freddy Padilla de León, sostenía que “el fin del fin” del narcoterrorimo de las Farc estaba más cerca que nunca, hasta llegamos a creerle.
El fin del fin. Ahora, cuando el pueblo colombiano, según todas las encuestas, cree en nuestras Fuerzas Militares y la derrota inminente del narcoterrorismo apostado en Cuba, Padilla de León, en un reportaje ayer a El Espectador, afirma que “es muy difícil llegar a la derrota militar de las Farc”. Uno queda de catre, como deben sentirse el presidente Juan Manuel Santos y el -según TNN- ¿”renunciado”? ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón.
Mensajes que desmoralizan. Con este mensaje el hoy candidato al Senado deja felices a las Farc y desmoraliza la tropa, la desanima, la pone en inferioridad de condiciones, y con ello da a entender que el “fin del fin” es para el Ejército. ¡Ay si estuvieran vivos Juan José Rondón y José María Córdova! El Barquero recogió para información de sus lectores apartes de un sesudo comentario hecho por la politóloga Ximena Ospina Duque, donde analiza la actual situación de nuestro Ejército y nos lleva de la mano por Venezuela y Cuba.
La trampa. “¿Qué sucede entonces entre el Gobierno y los militares? ¿Por qué ese tratamiento tan injusto contra ellos en momentos en que se negocia con su enemigo histórico? ¿Por qué el silencio de muchos?... se pregunta la nieta del expresidente Ospina Pérez. Y continúa...
Zanahoria y garrote. Ilusionados con las falsas promesas de un posconflicto que les brindará seguridad jurídica, estabilidad presupuestal, el voto militar y quién sabe que más vanas propuestas, han asegurado su prudencia y tranquilidad. Seguramente estos temas no saldrán en los acuerdos de la mesa de negociación directamente pero sí sus bases para luego en la constituyente ser incluidas como una zanahoria más en contraprestación de los cupos de la guerrilla en la política”. Y finaliza...
La emboscada oficial. No dejemos que caigan en la trampa, apoyemos a nuestro Ejército con nuestro respeto, comprendiendo que actos de corrupción aislados no pueden manchar a toda una institución.
No caigan en la trampa. Bastante nos ha costado el más reciente engaño político, nada bueno nos depara si no retomamos el rumbo y vemos el contexto de esta América que giró a la izquierda y que aún, después de firmada la amnistía, juzga en conjunto a sus militares que alguna vez defendieron su libertad, desde la Patagonia hasta el Caribe, sin distingo de verdaderos responsables o inocentes.
Ximena Ospina Duque